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En Ciudad Obregón poco a poco han ido despareciendo los vestigios del ayer, sin que sus autoridades y muchos menos los particulares se preocupen por su conservación. Quizá uno de sus últimos vestigios, el edificio ubicado en calles Guerrero y Sinaloa, sean sus últimos días que esté en pie.
Miguel Mejía Alvarado, quien fuera cronista de la ciudad, manifiesta en su libro Cajeme de ayer, que cobijado en esas viejas paredes y bajo las sombras de ese techo estuvo en algún tiempo la primera escuela secundaria en Cajeme y en el sur de Sonora; escuela que se fundó en base a los esfuerzos de don Francisco de P. Álvarez, Dr. Don Luis Farfan, Dr. Ángel Revea Soto y Cosme Álvarez.
Mejía Alvarado, manifiesta que la secundaria de la ciudad tuvo en esas instalaciones su quinto domicilio, después de haber estado ubicada en sus inicios, en las instalaciones que había ocupado la despepitadora de algodón; Algodones, S.A. en calles y Jalisco y Sochi, hoy Nicolás Bravo.
También en ese edificio estuvieron por algún tiempo las instalaciones de Telégrafos.
Hoy está en ruinas, parecido a un basurero, también solo sirve de albergue para indigentes y lo más probable que su destino sea corto plazo la demolición.
Cuando a este viejo edificio el destino lo alcance y se dé la casi inevitable demolición, por esta importante arteria, calle Sinaloa, solo quedara en pie el Hotel Imperial, construido en 1931 y en el que algunos historiadores mencionan que en una de sus habitaciones murió el General Ramón Yucupicio, quien fue gobernador de Sonora entre los años 1937 y 1939 y del que se le reconoce entre sus principales obras, la creación de la Universidad de Sonora, aunque otros investigadores de la historia, datan su muerte en Navojoa el día 4 de septiembre de 1950.
Ciudad a Obregón tal vez sea una de las ciudades que a pesar de ser relativamente joven y la más joven de Sonora, sea la que tanto autoridades como la sociedad en sí, muestran y han mostrado nulo interés en preservar edificios y construcciones que ilustren el Cajeme viejo, el Cajeme de Ayer.
La historia física del Cajeme de ayer se pierde, muy poco queda de ella.
