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En el H. Ayuntamiento de Cajeme se han dado casos que por la negligencia de sus gobernantes se descuiden conceptos históricos importantes.
Es preocupante que transcurridos noventa y dos años de constituido el Ayuntamiento, se hayan pasado por alto la existencia de varios alcaldes que no son ubicados en su entorno histórico.
Así son los casos de Joaquín R. Ibarra y Atanasio Aragón Gámez. Los dos tuvieron características propias y formas de haber llegado y protestado como alcaldes del Municipio.
El hecho de que el Cabildo haya dado su lugar en la historia y reconocido a estos dos hombres como presidentes municipales no cambia la historia, ni su reconocimiento como alcaldes consiste sólo en colocar una fotografía de ellos en la galería de la sala de cabildo. Significa dar el lugar que les corresponde en su entorno histórico a dos pioneros del municipio quienes en su momento sembraron sus esfuerzos en la geografía municipal.
Joaquín R. Ibarra fue un personaje importante en la vida social, política y religiosa en el Ayuntamiento de Cocorit; luego, al nacer el pueblo de Cajeme, primero como comisaría y después como Ayuntamiento de Cajeme, también en éste fue un eslabón para su progreso.
Entre otras cosas fue el primer presidente de la Cámara de Comercio de los municipios de Cócorit y Cajeme (ésta dependía de la Cámara de Comercio de Navojoa). Fue además gerente de Almacenes Arturo Morales y formó parte de la Junta Patriotica.
Fue miembro del primer cabildo de Cajeme como Primer Regidor en el bienio 1928- 1929. El Hecho de ser colocado como primer regidor ya implicaba tener fuertes responsabilidades.
De acuerdo a las leyes de ese tiempo, las admistraciones municipales duraban dos años, con la característica de que al cumplirse el primer año, el presidente municipal daba su informe y renunciaba a su cargo, asumiendo la presidencia municipal el primer regidor.
En este caso el 16 de Septiembre de 1928 el primer presidente municipal de Cajeme, Ignacio Ruiz, presentó su informe y en acatamiento a lo dispuesto al artículo 154 de la Constitución Política del Estado, Ibarra tomó protesta para sustituirlo en los siguientes términos: “Protestáis guardar y hacer guardar la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos del treinta y uno de enero de 1917, mil novecientos cincuenta y siete, la Constitución del Estado, las leyes que de ella se emanen y cumplir leal y patrióticamente, el cargo de Presidente Municipal que os ha sido conferido por el ciudadano Gobernador del Estado de conformidad con la ley relativa mencionando en todo por el bien y prosperidad de la Nación, del Estado y de este Municipalidad?...y habiendo contestado el interpelado: Sí Protesto. El mismo funcionario replicó. Si No lo hiciereis así, la Nación y el Estado os lo demanden..."
El 17 de septiembre de 1928, el cabildo citó a sesión extraordinaria, celebrada a las 19:00 horas, presidida por el presidente municipal Joaquín Ibarra, quien después de pasar lista de asistencia expuso los asuntos a tratar.
Tratados los puntos asentados previamente, Joaquín R. Ibarra, como último punto de la asamblea, solicita licencia ilimitada en los siguientes términos: “Con pena y debido a la atención que exigen de manera preponderante los intereses particulares que representan y atienden, me veo en la imperiosa necesidad de solicitar al Ayuntamiento, licencia ilimitada por convenir así a los intereses manifestados, agregando que dicha licencia será sin goce de dietas correspondientes, haciendo constar que siempre me encontraré dispuesto a colaborar en la esfera de acción a favor de esta comunidad y la administración".
Dicha solicitud es puesta y sometida a votación, aprobándose por unanimidad.
La política encierra secretos, misterios, conveniencias. La toma de protesta y luego la renuncia de Joaquín Ibarra como alcalde de Cajeme encierra esos secretos y misterios. ¿Por qué renuncia el primer día de sus gestiones?.
Por esos tiempos había dos hombres poderosos en Cajeme: Obregón y Calles.
Hay quienes dicen que Joaquín Ibarra prestaba mas atención al grupo de Calles.
Tal vez su dimisión a la alcaldía, por algún o varios motivos ya había sido arreglada o quizá forzada, pero ante todo se tenía que cumplir con la ley.
Así, la historia del municipio de Cajeme, registra a Joaquín Ibarra como el presidente municipal, con más poco tiempo en sus funciones: Un día.
De la misma manera, el municipio de Cajeme, quizá sea el único municipio que en un periodo de veinticuatro horas, ha contado con tres presidentes municipales.
