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Te quiero Cajeme:
Nostálgico de tus camiones de diferentes colores marcando territorios y fronteras, sin cafres por choferes, y abanicos de Pedro Infante, sofocando calores.
Por tu Cumuripa y yo voceando el Diario, el lodo haciendo churros por los dedos. Quechehueca y Pueblo Yaqui anuncian sus corridas a pecho abierto: ¡las cajas de gallinas para arriba, los catres de jarcia y la estufa de fierro amarrados, destilado aparte y ocotes, o no llegan! La provisión se ha gastado los dineros, mezclilla y planchas de fierro. ¡Vámonos!
Te quiero, por la cortina de pinos más allá del Justo Sierra, tapando ventarrones de polvo de un desierto llamado hoy Campestre. Y en la esquina de la 6 y la Chihuahua en tableros resonando las pelotas, Indiapac contra Mormones los scores siempre iban muy parejos.
¿Quién sepultó el estadio de enseguida? Donde el circo Atayde excitaba fantasías y “Ráfaga Palmer” con su globo de la muerte nos llevaba en asiento delantero. El Clipper, Pancho, los Arano, la Coyota, ¿quién ha borrado sus nombres, jonrones y carreras?
¡No tiene Madre el dizque progreso! Quién derrumbó de la escuela Cajeme sus cimientos con los nombres de verdaderos maestros de prosapia, aquellos que si no ibas, te buscaban, “Enfermedad o pinta de seguro”, en las jornadas dobles sin quejarse, ni buscar doble jubilación por tal esfuerzo.
De tu laguna quién puede olvidarse, cuando aún los patos y las garzas admirar sus plumajes permitían: ¿del golfito aquel, aún te acuerdas? El que estaba a la orilla a la salida de sur a norte.
¿Te acuerdas? Tomados de la mano, soñando juntos en aquel deportivo de amplias avenidas, extensos campos, teniendo de testigos yucatecos y un verde universo sin hospicios, tú querías ser reina para mí y lo lograste, yo quería tan solo ser músico o poeta.
Qué le hiciste progreso a mis refugios, con aire helado, caliente o a la intemperie, El Cinelandia con su gayola cerca, y “las madres” chifladas, zumbando los oídos, recordando “Cinema Paradiso”. ¡Cácaro!, ¡Cácaro!, ¡Ya suelta a la boletera! Qué decir del “Califa” en la Califa y mis manos aprendiendo a hurgar espacios femeninos, cachetada de por medio ¡Quietecito! ¡Quietecito!
Te quiero porque llevo al “Pitic” pintado en mis adentros, con lluvia, polvo o pedradas, saliendo, la machaca y los burritos, los tacos de los Romo nos esperaban.
Al cine Cajeme “Cinema Paradiso” mira dónde quedaron sus laureles, pisoteados por llantas de tractores repitiendo la escena del derrumbe. Quién cantará sus glorias cuando muera, quién dirá que existieron sus blasones, Quién sus matinées recordará con infantil cariño y los noviazgos cinéfilos con chaperones…Después a misa, luego con “Don Angél” refrescos y canciones..
Te recuerdo amada Cajeme, porque sin ti, nada tiene existencia. Eres recuerdo fiel que se aferra a mis neuronas, porque en el “Hoy” en nada te pareces.
Te recuerdo por los Caganchos, el de las charamuscas, por Joaquín Jiménez , mi amigo, tacos y carreta. Por el hospital civil, por la cárcel de piedra de la Matías, Las Chicharas y Doña Chepa, La Muda del Mercado, por El Aguila Negra y el gordo Langarica, “La Jaiba" Manjarrez, La Nena y Poncho del “Mocambo. Por el club Hidalgo, El Consti, Olímpico, Presidente, Bugambilias, la huerta, el Club de eones. Por la Quinta Díaz, Las Cortinas, El Sobaco, Ladrillazo y el Plano Oriente. Por el profe Rojas, Lico Watanabe y don Panchito Silva, por Jorge Waldez relojero, don Enrique Rodríguez y La Popular de Cajeme, Céceña el taxista, Martin Villa y su Armida del alma. Discoteca Sonora, por El Profe Guerra y su Botica Nueva, la jefa Julia salas, La Tota, La China en la Chihuahua. La Asegurada Imss en Chihuahua y Galeana. Por tortas “La Pasadita”, Lichas café, el Café Negrito, Don Salva y su pan con mantequilla, El Mago del Choco Milk, Café Tupinamba y el Cortijo, El Bibis, ni se diga Don Pancho Soto y su taquería , Pancho “El Caguamero”, “El Yuca” en la central. Por el Maestro Cirilo Magdaleno y el hotel San Alfonso. Por el shopsuey de Pancho Cinco. Por El Boliche de la Sonora y Bol del Yaqui. Por el Hotel Tecate, Imperial y Kuraika. Por un personaje para mi inolvidable: Don Gilberto Borrego Zamudio y otro al que la historia local le debe un nicho: Don Héctor Navarrete Dondé, mi tutor y poeta. Por la Banda Juárez y el Temo de morrito tocando las tarolas, Luis Montoya, Topo Gigio y Nájera, Papanino Coronado, Orquestas: La Moderna, la Capri y la Olímpico, Orquesta Coronado, Toño y Luis y los cheles. Don Manuel y Lupe Islas en el Olímpico y Campestre, Echeagaray y el Conde en el Consti. Por Los Blue Birds, Los Giant, Los Cheyennes, Lico y Los Creyentes y Casa Java. Por el Yale, el Chino Barrón, el maestro Gil: “yyyyyyy? ”. Por Doña Nicha y sus raspados, obispos de sabores. Por el que vendía Hot dogs en la Puebla y Allende. Por Luders y su sirena, las segundas de la California, la estación de ferrocarril y su restaurant, el Jet, el inolvidable Taquito, La Taberna del Tauro, los gigantescos Silos, los galerones de la 300 para pizcadores, el aeropuerto del Plano Oriente y sus bimotores.
Por la Plaza Morelos y su nevería del Ángel, la 18 de Marzo y sus dos neverías, además de la Biblioteca Ostimuri. Por Bartolomé, Santana, Burrola, Dondé y Círculo Ostimuri. Por el parque Olvera. Por el Oso Blanco, La Frontera, El Dorado y el Bar San Juan, El Candilejas y la Selva. RCA Víctor, después Apodaca. Por la IQ y su serenata a la luz de las estrellas, Por Robinson Coppel y su programa infantil, por el auditorio “Campodónico” en la OX, Por canal 2 Regional y sus pininos 60s. Cuando los ricos de la cuadra nos cobraban 20 centavos por ver televisión.
Por esas y mil razones, más te quiero Cajeme “La de bellos Ojos Laguneros”
¡Salud! Por los bellos recuerdos.
