En la historia del deporte de Cajeme en los tiempos modernos, la mujer ha participado con singular éxito, aplicación y atingencia en diferentes ramas de la estructura; mujeres luchadoras y muy disciplinadas que en el anonimato realizan labores muy importantes para los deportistas, tales como alimentación, vestido, habitaciones, estudios, etc.
A principio de los años 60s llegó a Cd Obregón, con toda su familia, la señora María de Jesús Luna Bracamontes, esposa de Antonio Galaz Valenzuela, y madre de Antonio, Jesús Edmundo y Gastón Ildefonso Galaz Luna, con la intención de establecerse en esta gran ciudad, en virtud del nuevo trabajo que se le había encomendado a su señor esposo como administrador del nuevo Centro Deportivo Alvaro Obregón, situación que la colocó en la necesidad de organizar su vida familiar para acoplarla a las actividades de estos deportistas de tradición y raigambre desde sus orígenes por allá en Hermosillo, Sonora.
Originaria de Mátape, Sonora, y acostumbrada a las jornadas cotidianas de trabajo intenso, logró organizar todas sus actividades y las de su familia para que todo saliera adelante conforme a los planes y proyectos que se venían ya concretando.
En la plena efervescencia del deporte en Cajeme, doñaTuchy, como cariñosamente le decían, se hizo cargo de la administración del restaurante del Centro Deportivo Alvaro Obregón, incluyendo por supuesto su cocina, y la preparación especializada de diversos alimentos ofrecidos en el menú cotidiano, especialmente sábados y domingos.
Su labor constante y de esfuerzo, siempre callada y en el anonimato, rindió frutos muy pronto; atendía a cientos de niños y jóvenes deportistas que acudían al Centro Deportivo Alvaro Obregón
a practicar su deporte favorito , y una vez que se desocupaban acudían a saborear los ricos platillos que doña Tuchy preparaba permanentemente y ponía a disposición de todo el público deportista y transeúntes o fanáticos de los diversos deportes que se practicaban en las bonitas instalaciones del CDAO.
Se encargo también de administrar las finanzas del restaurant y cocina, habiendo obtenido siempre el reconocimiento de propios y extraños por su sazón y oportuno servicio.
No olvido mencionar que el trabajo constante y la perseverancia en los proyectos deportivos de Antonio Galaz Valenzuela y todos sus hijos siempre estuvo acompañada por la labor social, laboral, familiar y solidaria de esta gran señora; gustaba mucho del deporte de la natación y del beisbol.
Cuando había competencias en la alberca olímpica del CDAO, ella siempre estaba en primera fila; además todos sus hijos practicaron casi todos los deportes que había disponibles en el Centro Deportivo Alvaro Obregòn.
No omito mencionar que además de su participación en las labores de apoyo a los deportistas en el CDAO, se hizo cargo siempre de sus labores cotidianas como esposa de don Antonio.
Las mujeres en la vida cotidiana desempeñan un papel muy importante en la educación, atención e impulso a los ciudadanos del presente y del mañana, su labor constante nos hace pensar a la distancia, que sin ellas no se alcanza ningún tipo de propósito personal o comunitario en esta vida, por algo Dios nuestro señor las creó para que fueran compañeras del hombre y para que brillaran con luz propia dentro del ámbito que les tocó vivir.
Vaya este pequeño homenaje a mi señora madre María de Jesús Luna Bracamontes por su participación constante en el desarrollo del deporte en Cajeme a lado de su señor esposo Antonio Galaz Valenzuela y de sus hijos Antonio, Jesús Edmundo y Gastón; también es justo mencionar a aquellas mujercitas que vinieron a acompañar y a sustituir a las fundadoras de estos sistemas; la señora Silvia Valdivia de Loera, mi querida cuñadita Rosa Marisela Martínez Aguilar, esposa de Jesús Edmundo, la tía Sandra Baldenebro Argüelles, esposa de mi tío Carlos e Isabel Acosta de Galaz, esposa de mi hermano José María Galaz Luna,
