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Al sentir que los policías casi le pisaban los talones, un sujeto que había robado unaa tele de pantalla plana decidió esconderse en el interior de una casa ajena ubicada en la colonia El Campanario.
Así que el sujeto, de nombre Luis Armando, entró a dicha casa y sin hacer ruido se metió hasta una recámara donde quiso meterse debajo de la cama, pero este espacio estaba demasiado angosto.
Al escuchar las voces de los policías conversando con la señora de la casa, Luis Armando decidió esconderse en un ropero. Allí se quedó tieso y mudo, rodeado de vestidos, pantalones y otras prendas de vestir para dama.
Y aunque no se movía y seguía sin hacer ruido, fue detectado porque la señora de la casa le dijo a los policías dónde podía estar el intruso.
Cuando los policías abrieron el ropero y vieron a Luis Armando, éste se hizo el sorprendido y les preguntó:
-¿Perdone usted, por aquí pasan los camiones que van al Mercado?
Uno de los policías contestó: "No, señor, pasan por la otra cuadra".
Entonces Luis Armando salió y dijo como si nada: "Compermiso, voy a ver si alcanzo uno".
Y ya había caminado algunos metros cuando los policías salieron de su lapsus sorprendidus y le gritaron "Hey! A dónde vas, crees que nos vas a engañar, si ni dinero traes pal camión?".
Poco después cuando lo presentaron ante el honorable M.P., Luis Armando le dijo con voz aguda que en realidad es de esos que no se atreve a salir del clóset, como lo hizo Ricky Martin.
A esas horas de la madrugada el honorable M.P. no estaba para cuentos y ordenó que lo internaran en una celda, donde Luis Armando se exhibe ante la cámara de seguridad a cada rato, como si fuera de esos políticos chafas que siempre andan buscando las cámaras.
