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Como la linda Cenicienta, Francisco Villarreal alias "El Maikol" dejó olvidado un zapato en el lugar donde estuvo a punto de hacer su sueños realidad.
Ese lugar era la recámara de una inocente muchacha de la colonia México, quien dormía tranquilamente cuando El Maikol entró al dormitorio y trató de aprovecharse de la situación.
Se quitó los zapatos y algo de ropa para abusar de la jovencita quien en un santiamén pasó de los brazos de Morfeo a los del Maikol.
Para fortuna de ella, el hediondo aliento del tipo, que iba borracho, la despertó y tuvo tiempo para gritar pidiendo auxilio, antes de que él la golpeara para obligarla a callar.
Forcejearon y ella, decidida a defender su dignidad con la vida si fuese necesario, brincó de la cama y salió corriendo de la recámara gritando despavorida.
Unos amigos la escucharon y corrieron al lugar de los hechos donde el Maikol apenas alcanzó a ponerse el pantalón y la camisa antes de salir como demonio, corriendo por el patio y saltando bardas y techos entre las calles Tabasco y Zihuatanejo.
Pero en su huída dejó olvidado un zapato,mismo que sirvió a los agentes de Policía para comprobar la culpabilidad del canalla.
Dicen -versión no oficial- que los agentes anduvieron por el vecindario probando el zapato a todos los jóvenes, y al que le quedara lo iban a detener.
Así de pie en pie, no pasó mucho tiempo para que los agentes se marearan de tanto oler las patitas de los jóvenes del barrio. Algunos portaban calcetines que parecían de cartón, de lo duro, y otros despedían cierto olor a queso podrido.
Para fortuna de los agentes, el Maikol regresó al lugar de los hechos dizque dispuesto a corregir su infamia casándose con la chica ofendida, lo cual obviamente no le fue aceptado.
En lugar de eso lo invitaron a subir a una patrulla, y el zapato fue enterrado dos metros bajo tierra, de donde una noche saldrá para aterrorizar al barrio.
(Versión no oficial, pero contada por uno de los vecinos que fue testigo de los hechos).
