El bajo porcentaje de votantes en la elección de ministros y demás titulares del Poder Judicial ya estaba previsto. Pero no creo que se hayan medido con anticipación las dificultades para votar, ya en la casilla. Igual que otras personas, estuve acumulando información sobre candidatos cuando eran entrevistados por los medios o la que ellos mismos subían a las Redes. Pero esto no es suficiente para conocer, siquiera medianamente, al aspirante.
También como muchos otros ciudadanos, voté a ciegas en algunos casos con tal de llenar las docenas de cuadritos en las boletas. Este es un punto que hay que cuidar en futuras elecciones, que de por sí no serán tan pesadas, espero, como ésta, la primera, pues la duración de los ganadores del cargo no será la misma, según la ley que funciona en su ámbito de acción (otro tema que es necesario explicar a los ciudadanos).
La novedad en la etapa que va a iniciar el Poder Judicial es la creación de un Tribunal disciplinario que vigilará la conducta de los jueces. Es ilusorio creer que con el cambio de procedimiento de elección, los elegidos automáticamente se conducirán con decencia y apego a la ley. Los pillos de alguna manera encuentran la forma de sacarle el bulto a las sanciones. El dinero es para ellos tentación permanente. El nuevo tribunal deberá cumplir celosamente sus funciones.
Falta analizar en varios aspectos el resultado de la elección. Hay que esperar antes de sacar conclusiones válidas. Mientras, escuchemos como personas educadas a quienes hablan de un fracaso completo sin contar con bases definitivas en qué apoyarse. Oigámoslas como quien oye llover.
carlosomoncada@gmail.com