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Domingo 15 de Jun de 2025
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Mi Jefe

Andrés González Prieto
Sábado 14 de Junio de 2025
 

Mi Jefe fue un juglar, golondrino que no hizo verano, saltimbanqui, judío errante, gitano querendón de pandero y garbo, veía la vida como algo mágico, día a día, instante por instante, acumuló, a mi   ver, todos los defectos del mundo, que yo perdonaría si fuera dios, por solo tenerlo frente a mí, mirar sus ojos verdes, su piel blanca de herencia española, escuchar sus fantasías y las aventuras de un quijote sin mancha, sus promesas sin futuro, sus mentiras.

Quijote, así le decían sus compañeros músicos por su porte donjuanezco; músico, sastre, soldado, bombero, policía, cirquero, comerciante, creador de cuentas impagables y regador de hijos por doquier sinvergüenza.

Siempre me dio consejos, de los cuales no era buen ejemplo.

Convivimos pequeñas pausas en nuestras vidas, pero en ellos, a pesar de todo, era mi héroe, me gustaba de niño ser su abanico humano con cualquier periódico o cartón hasta que el cansancio o el enfado me invitaban a huida. 

Me gustaba el olor de su cuerpo, olor de padre imperfecto, en los avatares de mi vida.

Me gustaba verlo tocar, en orquesta, sinfónica, banda militar o conjunto de jazz, dios en el olimpo, de los buenos, orgullo que aún presumo en mi piel y en mi recuerdo.

Lo amé en el rompecabezas que armamos juntos en los episodios de la vida, lo amé como el padre perfecto que no fue, lo amé con todas mis fuerzas, ahora que como padre justifico sus flaquezas, y las uno a las mías.

Porque siempre será mi padre, aun con los peores defectos que no tuvo. Por que me dio la vida, si, fui uno de los trescientos millones de aventureros buscando el único boleto para sobrevivir. Porque gracias a esa oportunidad existo y alegremente lo puedo recordar.

Siempre viene a mí con la canción de mocedades Mi padre: “Mi padre soñaba todo el día con vender nuestra casa y marcharnos lejos, pobre soñador, quería hacerse rico y se hizo viejo”

En aquellas veleidades de la vida, no permitió el aborto y me dio, la otra oportunidad de vida.

Me heredó, parte de sus defectos y el total de sus virtudes: la música.

Arte, herencia que no cambio por nada, magia que me hace olvidar cualquier defecto humano.

Pensarán con razón, que ya no existe, pero en mi corazón, tiene un nicho perfecto con laureles, porque el olvido es el peor de los infiernos, y la ingratitud el peor de los defectos. Por mi padre Bohemios, dejad que llore y brinde, por el gitano querendón de pandero y garbo que aun cabalga hidalgo por los cielos, en busca de alguna travesura pendiente por hacer.

Fue un gran viejo, un gran recuerdo.

Es Cuanto.

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