Decía Noroña “¿Quién se acuerda del número de votos femeninos en las elecciones del 1955?” Lo importante que se recuerda históricamente de esa fecha es el que la mujer pudiera ejercer su derecho a elegir y ser electa en contiendas políticas, seguramente, los críticos conservadores de aquella época criticaron las formas, los números, señalaron fracasos, costos, y a pesar de ello, hoy tenemos una presidenta de la república, gobernadoras, ministras, de ese importante sector ciudadano.
Hoy, cuando el pueblo (manipulado o no en cualquiera de sus vertientes, a favor o en contra) como en 1955, tuvo la oportunidad de ejercer un derecho electoral en la elección de su sistema judicial, surgen a la vez, el modo conservador a hablar de costos, fraudes, porcentajes, acordeones, cómputos, estadísticas, impugnaciones o sea un deja-vu de actos muy de ellos, en las libertades y derechos de los mexicanos consagrados en la constitución.
Muchos de los que asistimos a ejercer este derecho, lo hicimos para ser parte de ese momento histórico de la vida pública. A muchos no nos importaban los resultados, nos importaba el momento histórico de ser parte de él.
Las revoluciones son para eso, para implantar sistemas que al parecer de los vencedores cambien vicios, componendas que afectan a las mayorías. Se puede hacer con la violencia o pacíficamente, hoy, este último peldaño (un poder corrompido que nos decía qué era la justicia y de qué tan alejada estaba de nosotros) ha caído por la vía más práctica, la forma electoral en modo cívico y sin violencia.
Muchos, en su derecho, ya que no es obligatorio, no lo ejercieron con su presencia y voto esta oportunidad histórica, y estaban en su pleno derecho, por flojera, falta de interés cívico, por compromiso político, por ser anárquico neuronal, practicante del clásico mevalemadrismo, por cualquier razón muy válida no participaron.
Otros, participaron para tachar boletas con caricaturas, leyendas, hacer cola ¡para dejarlas en blanco! O fisgonear para buscar argumentos de fraude y críticas disponibles. ¡Hágame usted el favor!
Los partidos políticos y los grupos conservadores promovieron el abstencionismo, ese mismo fenómeno que los castigó con derrotas electorales y la pérdida de confianza política que ya desapareció a uno, y otro está a punto de… Les faltó colmillo para manejar a su favor este movimiento, si no estaban prohibidos los acordeones, y laxas las reglas de promoción, motivar a sus seguidores, casi 15 millones (Pri,Pan) a votar por candidatos afines a sus intereses o lejanos a Morena, además de aceitar la desconsolada maquinaria por las derrotas recientes en pasadas elecciones. Pero no, no hicieron nada, como en la revocación de mandato. Las reglas en esta ocasión, mañosamente, estaban calculadas, si el resultado hubiera sido 5 millones los votos con eso hubiera sido válida la elección. ¿Optima? no, pero legal sí, así lo establece la reforma judicial para su propia elección.
Hoy el despecho político social de los Córdobas, alitos, Anayas, Krauzes, Claudios xs, Cedillos, Calderones y demás faunas foxianas se rasgarán las vestiduras por el fin de la democracia y el honor de la gente decente (cómo es posible que un “indígena” vaya a ser presidente de la corte suprema, ¡ya bastante tuvimos con el indígena de Benito Juárez!) Todos ellos, aturdidos, no sabrán si fue trailer o ferrocarril lo que les pasó encima.
Como dice el clásico: ¡No entienden que no entienden! ¿Y usted entendió? Es Cuanto.