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Aquella noche de julio de 1955 se tomó la decisión. Y no fue fácil. Varios miembros del Club de Leones opinaron que la tarea de fundar una institución de enseñanza superior era tarea del Estado. Para algunos era mejor apuntalar a la Universidad de Sonora, a más de 200 kilómetros de aquí, aunque tuvieran que pagar alimentación y hospedaje para sus hijos, aparte de separarse de ellos. Hubo partidarios de esperar uno o dos años para madurar mejor el proyecto. A esas alturas era lógico pensar que la idea había fracasado. Pero se puso de pie Moisés Vázquez Gudiño, cuarentón, con lentes, de expresión y modales un tanto tímidos, y con una elocuencia que no correspondía a su estampa modesta y discreta increpó a los presentes.
"¿Qué no hay en esta ciudad", les dijo, "hombres capaces de crear y sostener una escuela, empresarios con agallas para gestionar los fondos necesarios, profesionistas agradecidos que a través del nuevo Instituto devuelvan a la sociedad lo que ésta pagó para darles una carrera? ¿Se acabaron los hombres arrojados que llegaron un día al agreste Valle del Yaqui a cultivar la tierra, a pesar de las víboras, la maleza, la falta de dinero y la amenaza de los indios alzados?"
Yo, único reportero presente en la sesión del Club, era entonces muy joven y bastante inexperto; por eso, aparte de unos apuntes hechos a la carrera en un trozo de papel, me dejé ganar, como todos, por la emoción vibrante que comunicaba Vázquez Gudiño. Su voz, normalmente delgada y suave, había enronquecido y se escuchaba enérgica y dura. Tuve la certeza de que nada ni nadie podría oponerse a su voluntad, y que si le exigían su sangre la daría ahí mismo con tal de sacar avante su propósito. Recuerdo con claridad el espíritu de lo que dijo, pero no con exactitud sus frases. Se perdió el texto de aquel discurso memorable, ardiente, pero no su sentido valiente y retador. Le respondió un aplauso largo, interminable, sonrisas, vivas. Estaban todos listos para emprender la marcha. Así se fundó el Instituto de Estudios Superiores Justo Sierra, primer paso hacia el ITSON actual.
Foto ilustrativa. Cena del Club de Leones de Cd. Obregón. La foto data de 8 años antes de la propuesta para crear una preparatoria.
