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El Día del Trabajo solía dar noticia años antes, ya por las leyendas agresivas que los trabajadores plasmaban en sus mantas y pancartas, ya porque se agarraban a golpes grupos de partidos opuestos disputándose la mejor posición en el desfile, pero ahora todos parecen decididos a portarse bien. Si no hubiera sido por el incendio que se declaró ayer muy temprano, podríamos decir ahora que no pasó nada.
Hubo dos noticias interesantes de que la gente se enteró y comentó antes de que se publicaran. Una, que el STEUS decidió aceptar el ofrecimiento de la autoridad universitaria y dejó sin efecto el estallamiento de huelga que se temía, y la otra, el cinismo de Ernesto Zedillo al criticar a la presidenta Sheinbaum, como si él no hubiera sido tan gris, tan opaco, tan entreguista a los gringos, tan oportunista, tan nadie.
¿Supone que olvidamos que llegó al poder pisando con sus zapatones sucios la sangre de Luis Donaldo? ¿Y no ha advertido que en su libro “La década perdida 1995-2000” Salinas de Gortari lo reprueba, al mismo tiempo que a Fox?
Zedillo “sometió al país a un proyecto que entregó al extranjero áreas consideradas estratégicas para el desarrollo de México” (p. 30), escribe Salinas. Y deja constancia, en la p. 90, de un comentario del periodista Raymundo Riva Palacio: ” Zedillo no sólo usó a la familia Salinas para tender cortinas de humo que aplacaran los ánimos por la devaluación del ‘error de diciembre’, sino optó por una ruta económica diferente: frenó la regulación y fomentó monopolios”
Y cuando le descubren, hace unos días, que cobra casi 150 mil pesos mensuales como pensión de jubilado, pregona que no siente remordimiento. Se hizo millonario en el poder y exprime más a la Nacíón. Asquea.
No tengo claro quién abrió en Facebook una encuesta con la pregunta: ¿Debe someterse a juicio a un ex presidente? ¡Naturalmente! Ya lo hicieron en Chile, en donde fue procesado Pinochet, y en Perú, donde fue sentenciado a prisión Fujimori, y en otro caso que no recuerdo ahora. De hecho, sería saludable que se enjuiciara a los que ya salieron y a los que vayan saliendo. ¿Qué tal si comenzamos con Zedillo?
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