Los encumbrados políticos, no pueden combatir a la delincuencia organizada porque, muchos de ellos están inmiscuidos hasta el cuello, organizadamente... Pregúntenle a algún gobernador … de “algún lejano” país. Solo ofrecen abrazos.
Recientemente leí un artículo titulado: Delincuencia: ¿un reflejo de la sociedad?, publicado en la revista Scielo, por cuatro jurisconsultos académicos de la Universidad Regional Autónoma de los Andes sede en Puyo, Perú. ( https://doi.org/10.46377/dilemas.v9i.2978)*. En donde se analiza el tema, sus causas y, cómo sigue perenne en América Latina: “que se ha caracterizado por cambios radicales que han dejado secuelas devastadoras que no han podido ser superadas, pues son realidades que se viven en la actualidad; si se da un vistazo a países con los que por la condición geográfica mantienen relaciones directas, como es el caso de Perú, que mediante un sistema democrático que apenas se sostiene y que luego de un conflicto originado por la estrecha votación de un proceso electoral en el que se contraponían la tradicional derecha peruana y la izquierda radical […]”*
Si bien, el pueblo del Perú optó por una nueva propuesta, la política de izquierda, abanderada, en ese entonces por un inepto político (Pedro Castillo), que fue depuesto, por tramar un auto Golpe de Estado. “Esta hermana república, (dice en la primera parte del articulo) no ha sido ajena a conflictos de violencia extrema como el terrorismo implantado por Sendero luminoso”. * Como ha sucedido en casi todos los países del mundo; en el caso de nuestro continente, esto no solo está presente en América Latina, sino también en los Estados Unidos de Norteamérica, donde el crimen organizado se ha coludido con mafias del poder político latinoamericano. Se puede documentar desde la Patagonia, hasta Alaska, pero más evidente, incrustado con las mafias norteamericanas, con la venta de armamento a los diferentes cárteles al sur de la frontera de USA; y más allá de la de México. Ni se diga de algunos países de Centro y Sudamérica.
Además, las dictaduras políticas de un solo partido se han cambiado a la de un solo hombre, como en Cuba, Nicaragua, Venezuela, que están sumergidos en una crisis económica sin precedentes, que han propiciado un éxodo masivo; ejemplo, como lo que sucede en: Cuba, en los pequeños países centroamericanos y el gran éxodo que se ha dado en Venezuela. En el caso de Venezuela la emigración masiva se ha exacerbado, por la continuidad del chavismo, con el impostor dictador (IN)Maduro, al aferrarse al poder, después de que claramente perdió las pasadas elecciones, donde la oposición triunfó con un irrefutable y alto margen de votos (casi el 70% del padrón de votantes). Se ha documentado que la delincuencia organizada está detrás de estas imposiciones.
Colombia desde muchos años ha padecido una crisis social, provocado por actos violentos de grupos armados vinculados no solo con la política, también con el narcotráfico, que últimamente, se dice que operan en la frontera con Venezuela, “ayudando a la dictadura chavista” donde también, en este último país, se encuentran operadores políticos cubanos, que han ayudado al dictador Maduro y sus compinches, algunos, como Diosdado Cabello, involucrados con los narcotraficantes. Pocos gobiernos de los países, para no mencionar que todos, están de cierta manera relacionados con la delincuencia (la mayoría políticos con altos rangos).
Nicaragua con un dictadorzuelo con más de 20 años en el poder, difícil de creer de que no esté vinculado a estas organizaciones. De Panamá, recordamos al General Noriega en estrecha relaciones con bandas de narcotraficantes. Otros pequeños países no han estado exentos de estas mafias.
México a través del tiempo, tampoco a estado exento de este flagelo social y político, que pocos esfuerzos se han realizado para erradicarlo. Si bien es cierto, hubo un tiempo de tranquilidad, que alguien “bautizó” como la “paz narca”, existió una especie de “simbiosis” entre la sociedad y las organizaciones delictivas, principalmente en el ahora convulso Estado de Sinaloa, que ha rebasado los límites de esa supuesta “luna de miel delincuencial”.
El gobernador de Sinaloa descaradamente contestó a pregunta que le hizo en una entrevista un periodista, cuando “ganó”, gracias al apoyo de los narcotraficantes las elecciones del 2021 (como en otros Estado de la franja del Pacífico): “¿Y cómo se gobierna un estado con un cártel tan poderoso?”, le solté dice el periodista Salvador García Soto (del periódico Opinión de Oaxaca. “Pues, mira Salvador, no nos hagamos pendejos. Aquí todo mundo sabe cómo está la cosa. Yo fui y hablé con ellos, los conozco porque soy de Badiraguato. Y yo fui a pedirles su apoyo. Quien te diga que quiere gobernar Sinaloa y no tiene el visto bueno de ellos, te miente. Así es la cosa aquí, para qué nos hacemos pendejos”. “Que franco” este inepto gobernador, que tiene en un caos al estado que “desgobierna”. Lo más lamentable de esto, en los casi cinco meses de los encuentros armados entre los dos principales bandos del cartel de Sinaloa, son las muertes colaterales de personas que no tienen nada que ver con estasactividades; pero principalmente los niños que han fallecido en estos encuentros. “Aquella Paz Narca -simbiótica- “, que reinaba en Culiacán, se trastocó. Tal parece que, ante la inactividad de las autoridades, están dejando que se liquiden entre ellos (lo dio entender un militar general que está o estaba al frente de la seguridad en Sinaloa) y así no dejar huella de que los acusen de complicidad con los gobiernos. ¿Será eso?
El Salvador, con el joven presidente Nayib Bukele de este país, ha puesto el ejemplo con una forma de combatir a la delincuencia, al aprehender a los grandes grupos de peligrosos vándalos, como los Mara Salvatrucha, disminuyendo la inseguridad en un gran porcentaje.
Como bien lo plasman en el artículo de la fuente de esta columna, en general, ya sea en México y otros países, la población carcelaria rebasa más del 100 % de sus cupo, siendo los presos, en su mayoría ladrones más pobres y torpes, que políticos corruptos. Se ha documentado que las mafias reclutan jóvenes estudiantes o pasantes de químicos o ya titulados, que los carteles los “contrata” para la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo y otros estupefacientes que causan peligrosas adicciones, que producen la muerte de los consumidores (sobre todo en USA, por eso algunos de los involucrados en estas actividades y algunos políticos “andarán asustados”, por el plan del presidente Trump, al declararlos terroristas).
No solo estos profesionales son reclutados, sino de otras profesiones, como abogados defensores de estas mafias. Pero lo peor de esto, son los políticos encumbrados en el poder, que se asocian con estas bandas de delincuentes. Es probable que también con el plan de deportar a los inmigrantes indocumentados, sean reclutados por el crimen organizado, se ha sabido de casos. En fin, el caos social ya se tiene encima.
“La vida social tienen relación con lo que se considera una cultura bélica y violenta en la que desde la ciudadanía, los medios de comunicación masiva, las redes sociales y los jueces quieren proyectar, una guerra a la delincuencia, un rechazo total a la realidad que vive el país (los países) mostrando seres humanos abatidos por fuerzas del orden como un signo de eficacia preventiva e inclusive ha dado un salto para que los ciudadanos asuman la justicia por sus propias manos y que se dé una suerte de enemigos muertos, delincuentes a manera de ejecuciones sin procesos legales, así como policías victimizados y rechazando el principio que ellos mismos prodigan como el uso progresivo de la fuerza”. (Fuente*1.- Jiménez-Martínez, Roberto C. 2.- Andrade-Santamaría Danilo R. 3.- Velázquez-Manuel. y 4.- Miranda- Chávez Luís. Delincuencia: ¿un reflejo de la sociedad?: Dilemas contemp. educ. política valores vol.9 no. spe Toluca de Lerdo oct. 2021 Epub 31-Ene-2022) *
Dios nos agarre confesados y a los delincuentes los confieses las autoridades honestas, ¿dónde habrá estas últimas?
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XRaulHectorCamp1