En el montón de escenas vulgares y grotescas a que ha dado lugar la protesta contra la Ley de Reforma Penal destaca la que protagonizó la Lily Téllez. Se acercó al senador veracruzano Miguel Ángel Yunes, que resolvió votar a favor de esa Ley, y le arrojó 30 monedas a la par que con chillona voz le gritaba ¡traidor!
La Lily presume de católica, de modo que resulta claro que su circo se inspira en la versión bíblica de las 30 monedas que cobró Judas por traicionar a Jesús. Yunes es Judas y ella, desde luego, Jesús. Califico este hecho de grotesco porque la traidora Lily, que traicionó a MORENA que la hizo senadora, ahora acusa al senador de traidor. ¡Lo que se ve en estos tiempos!
Por otro lado, la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, mandó redactar una declaración oficial en la que recomienda que las protestas se canalicen por vías legales. En ese momento se acababa de meter a la fuerza al Senado la chusma que todos los días, pagada por no sé quién, hace desmadre en la vía pública en son de protesta. Obligaron a los senadores a suspender la sesión.
¿Con qué cara la Piña se lava las manos si la toma del Senado deriva del paro de jueces y personal de tribunales de todo el país en son de protesta? ¿O haber suspendido el deber por el que cobran es vía legal?
La cuestión es que la Ley está aprobada ya en ambas cámaras. Si es necesario hacer ajustes, se harán en la respectiva ley reglamentaria. Y puesto que implica una reforma constitucional, debe requerirse la aprobación de las legislaturas de los estados. Puede adelantarse que los congresos locales de Oaxaca y Tamaulipas anticiparon su afirmativa. La aprobación de la Ley ya está, pues. Dio fruto el valor y la paciencia de los diputados y senadores de MORENA.
(¿Pero que la Téllez se ponga a hablar de traición? ¡Esa es muy buena!)
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