No adelanto el elogio en el título de esta columna nada más porque sí, lo hago porque tengo en mi poder la minuta enviada por la Cámara de Senadores al Congreso de Sonora, en demanda del voto necesario para que dicha Ley alcance plena aprobación (creo que a estas horas ya se alcanzó la mitad más uno de los votos de los estados que se necesitan).
Son unos veinte los artículos de la Constitución reformados y con ello se obtiene, entre otros objetivos, a) la certeza de que los candidatos a ministros, jueces y demás cargos en el Poder Judicial no serán para aventureros de la política y quedarán sujetos a la evaluación de comisiones competentes que formen listas de candidatos con muy alta preparación técnica y limpios antecedentes de rectitud en la práctica profesional; b) no habrá precampañas y campañas con escandalosa propaganda en la radio y televisión, las elecciones serán dignas; c) el número de ministros de la Corte será de nueve y sus sueldos no estarán por encima del que asigna el presupuesto al Presidente de la República.
Esta prohibición tiene tiempo vigente en la Constitución pero, como se recordará, los actuales ministros se ampararon contra ella para seguir ganando millones de pesos al año.
d) Se da plena claridad al alcance de las sentencias que hasta hoy se amplía con exceso en favor de ciudadanos que sin ser quejosos en un juicio concreto se benefician con la generalización; e) no podrán ministros y jueces manejar fondos y fideicomisos, privilegios que hasta la fecha han defendido con uñas y dientes.
Los Congresos de los estados tendrán que adaptar sus leyes locales en la materia a los lineamientos de las reformas adoptadas por la Federación, por lo que supongo que nuestros diputados tienen ya conciencia de que han de fletarse con mucho ánimo a la tarea.
Hago este comentario para que se publique de acuerdo con la noticia respectiva, pero como ciudadano, asumo la obligación de seguir estudiando las reformas porque hay mucha tela de donde cortar.
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