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El profesor Leo Sandoval fue un hombre bueno, compartió sus conocimientos y sus sentimientos con los seris. La Universidad de Sonora le otorgó una plaza en la Escuela Secundaria y lo nombró subdirector y luego director del Museo Regional ubicado a un costado del Museo y Biblioteca, que desde hace años lleva su nombre. Ahí dejó las huellas más notables de su paso y también en los libros de cuentos y novelas que publicó.
Pero la impronta más profunda que plasmó en este mundo son los afectos que despertó en sus colegas maestros y discípulos con los que compartió el trabajo docente y el literario. El deseo de corresponderle ahora que Leo no se encuentra en nuestro mundo hizo brotar la idea de erigirle una estatua de cuerpo entero que conserve mucho tiempo su recuerdo.
Ya sus amigos y sus ex alumnos han reunido una buena cantidad para pagar el trabajo del escultor, pero es necesario dar un jalón definitivo para reunir lo que falta para cubrir los honorarios del artista. Para ello se efectuará pasado mañana, día quince, una subasta de pinturas con exposición previa para que los asistentes seleccionen con cuidado la obra de arte que quieren llevarse.
Los organizadores de esta exposición subasta se ocuparon, desde el año pasado, de solicitar cuadros en donación a pintores y coleccionistas y han reunido más de treinta pinturas, casi en su totalidad de artistas sonorenses.
La exposición-subasta se instalará en la Biblioteca Rafael V. Meneses (que fue uno de los primeros maestros de la Universidad), ubicada en la Plaza Tutuli, para más precisión, en las calles Garmendia y Tabasco. Ahí nos veremos usted y yo a las 7 de la tarde.
Iré con mi libreta lista no sólo para anotar a los presentes, sino también a quienes obligados a estar, no estuvieron.
(En el curso de los preparativos surgió la idea de efectuar cada dos años una exposición y subasta de los artistas plásticos sonorenses. Como no soy pintor sino escritor, propondré que allí mismo se vendan libros. Digo).
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