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Acertada la Comisión de Hacienda del Congreso del Estado al dictaminar a favor el decreto que autoriza a los municipios a contratar créditos para hacer frente a sus obligaciones. Promovió la iniciativa el Poder Ejecutivo.
Que se encuentre ya encima una de esas obligaciones que constituye un dolor de cabeza anual para los alcaldes, la de entregar aguinaldos a los funcionarios y empleados de cada Ayuntamiento, es simple coincidencia. Desde tiempos inmemoriales los alcaldes han hecho fila, en cuanto sopla el viento de otoño, ante el palacio de gobierno en busca de ayuda para completar los aguinaldos.
Esta es la obligación más próxima, pero hay muchas otras, o van surgiendo según avanzan los trienios, y contar con fuentes de financiamiento es urgente. Desde luego, no será posible contratar por contratar, sino adquirir el compromiso ajustándose a los lineamientos y limitaciones previstas en el instrumento jurídico dictaminado.
El principal es que el Ayuntamiento solicitante ha de pagar dentro de su propio periodo de ejercicio, dejando de lado la práctica abusiva de dejar la deuda al munícipe que siga.
Y veo una utilidad adicional a este decreto: que enseñará al presidente municipal y regidores a administrar. Adquirir experiencia y responsabilidad será vital para los que se proponen hacer carrera política…, y para afinar el celo de los ciudadanos que los elige.
FUE UN PLACER, MARCO ANTONIO ANDRADE.
Una diferencia de apreciación sobre cierta actuación del Consejo Estatal Electoral, que en otros casos hubiera echado por la borda la posibilidad de hacerse amigos, sirvió, al discutirla de manera civilizada, para que me relacionara con el licenciado Marco Antonio Andrade. Sería al finalizar los años noventa o al comenzar el presente Siglo.
Le seguí los pasos, sobre todo, en el Congreso del Estado, del que fue director jurídico, y en su discreto y eficaz trabajo como presidente de la comisión que examinó a docenas de aspirantes a formar parte de los organismos encargados de luchar contra la corrupción. Era hábil para detectar debilidades y méritos.
Por su edad, su experiencia profesional, su rectitud y su don de gentes, Marco Antonio pudo haber servido a la sociedad sonorense mucho más. No vacilo en calificar su muerte de prematura.
La lluvia de opiniones positivas y afectuosas que leo en las Redes y que he escuchado directamente de quienes lo conocieron son flores que enmarcan su camino a otra dimensión. Yo lo recordaré como un caballero sin dobleces, presto a servir. Fue un placer conocerte, Marco Antonio Andrade.
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