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Los últimos que abusaron, vejaron, explotaron a los yaquis fueron los gobernadores porfiristas, que murieron hace más de cien años. Cuando el presidente López Obrador pidió a los yaquis perdón por todo lo que sufrieron no pudo hacerlo en representación de aquellos dictadorzuelos de quienes no debe quedar ni polvo, a menos que hayan hecho viaje especial desde el más allá para nombrarlo representante ante notario (que también sería un fantasma)..
Los actos teatrales le salen bien a nuestro admirado Presidente. Lo malo es que sus colaboradores se los toman en serio. Que han sufrido mucho, dice y repite. En ningún texto legal se asienta que a las grupos étnicos que han sufrido mucho se les puede permitir que cometan delitos sin que se les sancione. Como he escrito ya en una docena de columnas, los sufridos yaquis son delincuentes cuando cierran la carretera internacional a su antojo y exigen dinero para abrir el paso.
El incidente del agente policiaco que los ayudó a delinquir es grave, pero lo es también que cobren por transitar por una carretera federal y que el gobierno no anuncie un asomo de solución. La situación es paradójica y grotesca porque los funcionarios federales y locales están fregando todo el día con lo que hacen, o más bien, planean hacer para garantizar la seguridad de la sociedad sonorense, y a la luz del día permiten (y ahora protegen) las maniobras ilícitas de los yaquis.
Los pasos a seguir son tan sencillos que da pena recordarlos: destacar vigilancia en toda la parte que la carretera cruza por territorio yaqui, y en cuanto vean a un yaqui, o a cualquier que se haga pasar por yaqui, detenerlo y ponerlo a disposición del Ministerio Público.
Aunque no veo para cuándo se animen a cumplir su deber, seguiré esperando que lo hagan. Sólo me queda aclarar que siento simpatía cuando escucho al Presidente que exige a los demás el cumplimiento de la Ley, mucha más sentiré cuando lo vea cumplirla él mismo Y no es por demás puntualizar que no soy neoliberal ni deseo que vuelva la política corrupta de antes. En otras palabras, no me cambien la plática.
Y MÁS DELINCUENTES
Allá, en la capital del país, hay otro tipo de delincuentes, millonarios y de corbata, a diferencia de los indígenas, que no sólo se resisten a cumplir normas constitucionales sino que hacen además burla de los mexicanos.
Son los fulanos que cobran sueldos enormes en el Instituto Nacional Electoral y quieren meternos a su juego: piden que se suspenda la consulta sobre revocación de mandato porque no hay presupuesto, dicen. Pero si se suspenden mientras digan que no hay dinero terminarán por no realizarla.
Es asunto éste que ya se discute en el Congreso de la Unión; deberían los legisladores de decretarles la suspensión de los sueldos mientras no organicen la consulta.
carlosomoncada@gmail.com
