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Estas manifestaciones que se multiplican tanto en Hermosillo como en Cajeme (no menciono otras ciudades, pero debe haberlas) con un simple vistazo se sabe que son espontáneas, sin acarreados, sin líderes engañabobos, auténticas pues. Y aunque el motivo de las inconformidades no es la falta de atención de las autoridades en grandes problemas –las calles llenas de hoyancos, las tarifas del agua potable, por ejemplo—son peligrosas porque la razón de la queja consiste en que no les pagan el sueldo devengado.
Hay planteles de enseñanza media en que no les han pagado dos o más quincenas y donde los maestros no ven signos de que vaya a haber dinero para el aguinaldo todavía, cuando estamos a una semana de Navidad.
Los políticos y funcionarios que perciben elevadas remuneraciones y abren el refrigerador o la nevera con cuidado para que no caigan las viandas, las bebidas, la carne y los postres de que están retacados esos aparatos, no conciben que haya familias que viven al día y que una jornada sin sueldo constituye un drama para la familia entera.
No hablo de memoria. El segundo año de vida de “El Sonorense”, donde laboraba, entró en dificultades financieras y una semana nos pagaban un abono del sueldo, y la otra semana, nada en absoluto. Como ya estudiaba Derecho, para practicar lo que aprendía demandé a la empresa, y lo mismo hice poco después con “El Imparcial”, donde estaba contratado para escribir editoriales y los pagos se retrasaron. La justicia laboral funcionó en ambos casos, aunque en ambos casos tuve que abandonar la chamba.
Hará bien el gobierno, en consecuencia, en cumplir sus obligaciones salariales aunque no parezcan tan importantes como las grandes obras materiales que se mueren por realizar para efecto de las fotografías políticas apantalladoras.
CONFIANZA EN EL PUEBLO
Reconforta la confianza que el presidente AMLO manifiesta hacia los mexicanos en el sentido de que han aprendido a distinguir entre un gobierno que actúa con rectas intenciones y los otros, los del pasado, que jugaban con las leyes y sólo se interesaban por la hinchazón de sus cuentas bancarias.
En efecto, preocupa a los ciudadanos que se pueda perder lo que se ha avanzado en estos tres años, y que vengan gobernantes que den marcha atrás y nos regresen a los fraudes electorales, los negocios amarrados con los empresarios, la malversación del presupuesto, las mentiras y la demagogia.
Escuchemos a Andrés Manuel. Está bien que permanezcamos atentos a la nominación de buenos candidatos para los comicios que vienen, pero más que ellos, la respuesta a la citada preocupación está en nosotros mismos: que vigilemos con celo los actos y decisiones de quienes gobiernan cualquiera que sea el partido de que provengan.
carlosomoncada@gmail.com
