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Ya vino usted, señor Presidente AMLO, hace unos tres meses, e inauguró la presa Pilares en la región del Mayo sin atender que la obra afectaría (afecta) la flora y la fauna de la que viven los guarijío De carambola puso en ridículo al Centro INAH Sonora que había dictado la suspensión de esa construcción. Se aceleró usted, pero usted es el Presidente.
Corre ahora un riesgo similar, aunque multiplicado por mil, la región del Valle del Yaqui. El equipo que usted mandó para que hagan justicia a los yaquis por los 800 años que sufrieron injusticias, les ofrecen un distrito de riego enterito para ellos, aunque no tendrán agua suficiente para regar las tierras les consolará que el agua también insuficiente que tienen ahora los productores del sur, menos bastará para regar tierras abiertas ya al cultivo.
La “justicia” implicará una injusticia para dichos productores.
En el centro de este problema se encuentra el acueducto Independencia, ilegalmente construido por el ex gobernador Padres, apoyado por Felipe Calderón. La ex gobernadora Pavlovich superó a su antecesor pues se burló de los sonorenses del sur al hacerles creer que, a partir de una desalinizadora de Guaymas, llevaría agua a Hermosillo por un nuevo acueducto. Ahora debe estarse riendo por su habilidad para fingir y engañar.
El día de ayer, en un desplegado de prensa, todas las organizaciones agrícolas del sur, TODAS, intentan hacerle comprender a usted que el nuevo distrito de riego carece de sentido mientras no haya más agua, y para que haya más agua disponible es necesario impedir que se sigan llevando a Hermosillo la que no les corresponde.
Los sonorenses entendemos que usted señor Presidente, como político que es, necesita resultados para aparecer (no digo “parecer”, sino “aparecer”) como salvador de los yaquis. Pero los yaquis no son como aquellos indígenas a quienes Cortés conquistaba con espejitos y cuentas de colores. Exigen realismo en las soluciones y viabilidad para aplicarlas.
Resolver este asunto no es nada fácil, porque hasta el rollo romántico de que se trata de compensarles los varios siglos de opresión se ha desgastado. Ya saben que si se pudiera sacar de sus tumbas a los gobernadores del Siglo XIX que trataron de exterminarlos, les bastaría invocar la prescripción del delito para dejar a los jueces con un palmo de narices. A los yaquis hábleles usted en términos jurídicos. Los comprenden. Y sin aceleres que enredan más la madeja.
En cuando a los productores del sur, nunca habían sido tan breves en la exposición de su punto de vista y nunca tan claros y razonables. Ahora aguardamos el discurso de usted, señor Presidente. Con suerte, trae rollo nuevo.
carlosomoncada@gmail.com
