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¡Qué bueno que Dios no me hizo político!

Carlos MONCADA OCHOA
Miércoles 29 de Septiembre de 2021
 

Desde anteayer ando agradeciendo a Dios que no me haya hecho político. Pienso que si me hubiera dedicado a eso, podría ser en este momento Presidente de la República y haber venido a pedirles perdón a los yaquis por los varios siglos en que los trataron de la patada. Bien, pues les hubiera pedido perdón yo también al estilo político, pero ¿qué hago si me salta un señor de la política como es Cuauhtémoc Cárdenas y me dice que debo clausurar el acueducto que hizo Padrés para robarle el agua a los sonorenses del sur?

Ya sabe todo el mundo que es una cuestión enormemente difícil. Si se cierra el acueducto los de Hermosillo harán picadillo al gobernante que lo decida, y si no se cierra, estarán inconformes de modo permanente los de Cajeme y alrededores.

Ahora (estoy pensando como si fuera Presidente) ¿qué no sabe el ingeniero Cárdenas que este mundo de cosas que ideamos para los yaquis: 20 mil hectáreas, un distrito de riego, apoyarlos con viviendas, arreglarles las calles de los pueblos, prometerles educación superior, es precisamente para que no me pongan en aprietos con lo del acueducto? ¡Claro que lo sabe, como que él también es político!

Ahora sigo pensando como Carlos Moncada Ochoa no político.

Eso de pedir perdón es excelente cuando dos que se han agredido se piden perdón mutuamente y mutuamente se lo conceden. Por ejemplo, los yaquis podrían haber pedido perdón a los descendientes de aquellos a quienes asesinaron en el Siglo XIX. El profesor ecuatoriano Leocadio Salcedo se estableció en esta capital y fundó el “Liceo de Hermosillo; en Ures fue director del Colegio de Sonora y luego abrió una primaria en Guaymas y más tarde, el Colegio de la Unión.

Pues aunque estaba dedicado en cuerpo y alma a la educación de niños y jóvenes, el 19 de marzo de 1893 una partida de yaquis le cayó de sorpresa, cuando departía con otros ciudadanos pacíficos, en Noria de Aguilar, y los asesinaron.

¿Pero para qué sacar esos trapitos sangrientos al sol? Que los hermanos yaquis nos pidan perdón a todos por cobrar por el uso de la carretera y prometan no hacerlo más. Eso sería suficiente, al menos para mí.

Además, ando demasiado feliz para hacer reclamaciones. No soy político y tampoco, obviamente, Presidente de la República, y no me ha colocado el destino en la difícil disyuntiva de responder la pregunta comprometedora al ingeniero

Cárdenas, o seguirme haciendo penitente en esto del acueducto. El presidente AMLO ha librado ya la mitad de su sexenio haciendo como que ignora el gigantesco robo de agua a El Novillo, y la mitad que le falta como quiera se irá. A lo mejor anda ya por ahí un político valiente que llegará a la Presidencia y le entrará al desarrollo del Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO) para resolver de manera definitiva el problema. Soñar no cuesta nada.

carlosomoncada@gmail.com

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