|
Los coordinadores del montón de bancadas que tenemos en el Poder Legislativo dieron lectura a las agendas que cada una se alista para proponer, promover, defender en su caso; todas son optimistas y es evidente que cubren más de lo que el diputado y su partido pueden lograr. El ejemplo más tierno es la agenda que presentó la diputada Paloma María Terán, del Partido Encuentro Solidario, porque es ella sola y su alma en la Cámara, pero su agenda cubre todas y cada una de las áreas de gobierno, es decir, está fuera de la realidad. Es prácticamente el programa de gobierno para un sexenio.
Yo no voy a decir cuáles son los asuntos que debe atacar la nueva legislatura, porque no me atrevería a enseñarles algo a quienes sin duda están conscientes de la responsabilidad que enfrentan en el Congreso. Pero atenidos a la lógica, doy una opinión sencilla: en lugar de hacerse bolas con varias agendas, procedan como lo indica la conocida frase: primero lo primero.
La actividad legislativa está sustentada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la Constitución Política del Estado de Sonora. En 2018, la gobernadora Pavlovich fue víctima del pánico, igual que sus colaboradores principales y asesores, al enterarse de que los candidatos de MORENA y de algunos partidos aliados habían ganado la mayoría de los distritos. Iban a ser los que mandarían en los tres años siguientes.
La gobernadora procedió como el gendarme de pueblo que podría razonar con el ciudadano que se halla a su alcance, pero como tiene en la mano el garrote, la emprende a garrotazos con él; y ella, en lugar de hacer política para gobernar en paz junto con los morenistas, la emprendió también a garrotazos contra ellos. Aprovechó que le quedaban tres meses a la Legislatura adicta, en la que dominaban los priistas, y promovió una larga y perversa modificación constitucional para el efecto de anular las facultades de los de MORENA.
Hubo algunas reformas ridículas: los legisladores deberían ponerse de acuerdo con la gobernadora sobre la agenda de cada periodo de sesiones. Yo me imaginaba a los diputados haciendo antesala, como gatos del Ejecutivo, para someter su agenda a la consideración de la jefa. Otras reformas eran un monumento a la ignorancia, como aquella que convirtió al Poder Judicial en una pequeña Suprema Corte de Justicia, caricaturizada, con facultades para declarar la inconstitucionalidad de leyes y decretos que hubiera aprobado el Legislativo.
En su primera declaración como presidente del Legislativo, el diputado Jacobo Mendoza dijo que era prioritario derogar lo que queda de aquellas reformas (porque algunos aspectos fueron combatidos con eficacia mediante amparos y acciones de inconstitucionalidad) para que nuestra Carta Magna estatal recobre su espíritu original. Y por mero mandamiento lógico eso es lo primero: limpiar a nuestra Constitución de veneno y de ignorancia. Despejado el camino, será más fácil entrar a trabajar en la atención de las demás agendas.
carlosomoncada@gmail.com
