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Con delicadeza, el gobernador electo Alfonso Durazo dijo a diputados y diputadas de MORENA al Congreso local, que el marco normativo que deben crear con las facultades de que quedan investidos desde hoy, no es para el lucimiento del mandatario, es decir, el propio Durazo, sino la obligación de todos los morenistas de difundir y fortalecer los postulados de la 4 T. Es obvio, sin embargo, que en caso de dudas tendrán que volverse hacia su guía ideológico –el Presidente o el gobernador, según el caso—para distinguir con claridad el camino en situaciones determinadas.
¿Pero hacia dónde y a quién dirigirán sus miradas en demanda de orientación los diputados y diputadas del PRI, el PAN, el PRD, si sus partidos y sus dirigentes quedaron tan debilitados al término de los últimos comicios?
Sin embargo, al frente se les abre una oportunidad que podrían aprovechar también los legisladores del PT, el Movimiento Ciudadano y demás partidos chicos: decidir su voto sin recibir órdenes de sus líderes, actuar con libertad de criterio y de conciencia, como hemos soñado siempre los ciudadanos que deben conducirse los diputados.
En todo caso les quedará el recurso de concentrarse, cerrar los ojos y preguntar: ¿Y ahora quién podrá salvarme? Pudiera ser que escucharan la voz del Chapulín del Ocho indicándoles, chipote chillón en mano, la solución del problema. Y pudiera ser que su consejo será mejor que el de sus líderes desinflados.
¿QUIÉNES Y CÓMO SE ROBAN EL DINERO DEL PAVIMENTO?
Las personas que vienen de otras poblaciones y visitan mi colonia, la Loma Linda, no creen que hace un año las calles H. Colegio Militar y Gral. Juan G. Cabral, principales entradas al barrio ya que se atraviesa el periférico, fueron pavimentadas. La cantidad de baches los hacen calcular que la pavimentación data de diez años atrás.
Esto es bien sabido y se observa en toda las colonias de Hermosillo. Pero me sirve de punto partida para preguntar quién o quiénes y en qué forma se roban el dinero que se destina para pavimentar. En el trienio de Célida López vinieron de la Federación 500 millones de pesos. ¿Cuánto y cómo fue a dar una buena porción de esa cantidad a manos particulares?
Se dice que los contratistas utilizan pobres materiales que presupuestan con precios de los buenos. Pero ¿no hay en el Ayuntamiento quién supervise la calidad de esos materiales? Y si los hay, ¿no hay quien esté pendiente de que los supervisores cumplan honestamente su deber?
¿Se establecen complicidades entre contratistas y funcionarios? ¿Hay que firmar facturas falsas? ¿Cómo se reparten el dinero? ¿Y con qué cara los que gobiernan van a escribir, o ya escribieron en sus informes, “se pavimentaron tantos miles de metros cuadrados…, etc?” Me siento humillado y asqueado. Y alarmado porque siguen en el servicio público.
carlosomoncada@gmail.com
