Hace pocos días, en la rueda de prensa mañanera, el Presidente citó el caso de un sindicato universitario (no mencionó de dónde) que emplazó a huelga a su Universidad aunque ésta se halla cerrada por la pandemia. Preguntó si sería necesario abrirla para que se colocaran las banderas de huelga y volverla a cerrar.
La Universidad de Sonora acaba de iniciar el semestre dos de 2021, una vez más por la vía virtual, para que los estudiantes que ya cursaron el semestre anterior sigan adelante con sus maestros luego de los obstáculos que superaron en el novedoso mecanismo de aprendizaje virtual, sobre todo porque las autoridades consideran la posibilidad de que ciertos cursos se den en la modalidad presencial.
Mientras tratan profesores y alumnos de superar los obstáculos, el STAUS insiste y porfía en la derogación de la Ley Orgánica 4 de la Universidad aunque ahora, ¡fuera máscaras!, confiesa que el objetivo de tal porfía es cambiar el procedimiento para elegir al Rector.
En octubre próximo la Ley cumplirá 30 años de estar en vigor. ¡30 años! Si es tan negativa, ¿por qué los distintos dirigentes que han encabezado a los sindicatos en tres décadas no han sido capaces de derogarla, con el apoyo, claro, de las diferentes generaciones de estudiantes que se han convertido en profesionales bajo el imperio de esa Ley?
Los varones sabios y las mujeres ilustradas que integran la Junta Universitaria y se encargan de elegir al Rector deben ser sustituidos, de acuerdo con el criterio del STAUS, por el total de la comunidad universitarias, profesores viejos y nuevos, alumnos por graduarse y novatos, empleados de intendencia, oficinas y choferes, para que “democráticamente” voten por quien aconsejen los líderes sindicales. O sea, arriesgarse a volver al relajo que hemos dejado atrás. La orientación de la Universidad quedaría condicionada a lo que recomienden los oradores en los mítines.
NO JUEGO TODAVÍA, ME FALTA UNA CARTA
El gobernador electo declaró al diario “Expreso” que recibirá un gobierno en quiebra el próximo 13 de septiembre. Por mi parte, dejo de lado la descortesía del lenguaje empleado hacia la mandataria que ha cumplido la obligación de abrir, a los miembros del equipo de transición que viene a gobernar, las fuentes de información.
Pero no renuncio a mi obligación de formular un juicio al respecto, aunque no sería honesto hacerrlo ahora. Me falta una carta para integrar la necesaria información. Que no hay fondos disponibles lo sabíamos los ciudadanos. Falta que la gobernadora Pavlovich nos diga por qué, lo que suponemos hará en su último informe. Estaremos entonces en aptitud de responder.
Carlosomoncada@mail.com