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¿Se acuerdan cómo se desvivían los políticos por pasar a formar parte del gabinete del nuevo gobernador? Se abrían paso a codazos, intrigaban contra el que les disputaba el hueso, pagaban para que le publicaran su foto junto al flamante mandamás. Y no era para menos. Ser miembro del gabinete equivalía a un elevado sueldo y moches, carro del año, despacho al que había que cambiar cortinas y alfombras, secretarias guapas, boletos de avión para toda la familia, en fin… ¡La entrada al paraíso!
Los presuntos influyentes y políticos de alto nivel escucharon el discurso del domingo del gobernador electo, y como que no están seguros de desear que los llamen al gabinete. “Se acabarán el robo, la extorsión y el despilfarro”, previno el gobernador. Y al mencionar el decálogo que todos los funcionarios deberán acatar, como trabajar las 24 horas del día, cuando dijo NO MENTIR, un conocido ingeniero no pudo contenerse y preguntó: ¿NI A LA VIEJA?
El gobierno y cada uno de los que lo integren, será “decente, austero y sencillo, con los pies en la tierra y de puertas abiertas… se dejará atrás el autoritarismo, el abuso, la discrecionalidad y la falta de transparencia como atributos del poder público”.
¿No era más fácil y divertido ser funcionario público antes? Y hay más:
“No llegaremos a presumir, ni a cerrar puertas, ni a ver a los demás desde un ladrillo, Seremos empleados públicos lisa y llanamente, al servicio de un mandato de cambio”.
Y hubo unas palabras que dejaron pensativos a los políticos a la antigua y a los dueños de medios de comunicación: “Se acabarán las persecuciones políticas y las líneas ágata en contra de disidentes y opositores”. La línea ágata es una medida que se utiliza en imprenta. El mensaje es para que no se pague ya a quienes se dedican a manchar prestigios y trayectorias. Eliminar procedimientos canallescos de la función pública hace más difícil su ejercicio.
De un momento a otro nos informarán quiénes se animaron a aceptar. Y aún falta la advertencia de quienes somos los espectadores: los vigilaremos.
¿POR QUÉ RECIBIERON LA PALIZA?
Leal a su filiación priista, el licenciado Bulmaro Pacheco trata de minimizar la paliza que le dio MORENA al prianprd y dice que no ha encontrado, pero la sigue buscando, una explicación.
Cuando Adalberto “el Pelón” Rosas le ganó la presidencia municipal de Cajeme a don Pancho Obregón, hijo del Manco de Celaya, estuvo ahí como delegado especial un político que fue muy conocido, Pedro Luis Bartilotti. El periodista Alejandro Oláis (DEP) se topó con él, y pa pronto preparó su grabadora y le preguntó:
¿Y a qué atribuye usted, licenciado, este sorpresivo resultado a favor de los panistas? Y Bartilotti le contestó tranquilamente: “A que tuvieron más votos” Ahí está una respuesta que le puede servir, licenciado Pacheco.
carlosomoncada@gmail.com
