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Antes de entrar a la batalla, los contendientes deben de crear y clavar hondo en su ánimo la convicción de que serán los triunfadores y que no existe la posibilidad de que se les venza. Y para dar forma a esa convicción no sólo repiten en su interior que son los mejores, sino que lo dicen en voz alta en tono de arrogante bravata de manera que los escuche todo mundo, inclusive el adversario.
Pero el adversario hace lo mismo y tiene que venir la realidad a romper el empate y dictaminar quién es el ganador con base en la apreciación objetiva de la fuerza, el valor, la audacia de los contendientes. Y los derrotados no tienen más salida que apurar la copa de la amargura que será tan intensa como la presunción que ostentaban al trepar al ring.
Unos aceptan la derrota con gallardía y felicitan y le tienden la mano reconciliadora a quien les tundió. Otros…
Otros se portan como en los pleitos de escuela, cuando dos peleoneros se citaban para la hora de salida. En un rincón oculto a la vista de los maestros se liaban a bofetadas. Uno caía al suelo sangrando por la nariz, el labio partido y un ojo que comenzaba a amoratarse. El pleito se daba por concluido. El aporreado se levantaba con ayuda de sus amigos y les decía: “Bueno, me ganó. ¿Pero ya vieron cómo le quedaron las manos? Deben estársele hinchando ya los nudillos”.
La mayoría de los periodistas nacionales que sin cesar critican al Presidente, reconocieron que éste y su partido conservan la fuerza que los llevó y los conserva en el poder. Pero hay otros que cierran con fuerza los ojos ante la realidad y retuercen los argumentos para “demostrar”, gustosos, que MORENA había perdido la mayoría calificada (tres cuartos del total) en la Cámara de Diputados.
¡Pero es que MORENA nunca ha tenido la mayoría calificada! Hasta ahora y desde el comienzo del sexenio, cuando ha necesitado, para sacar aprobada una reforma constitucional, la mayoría calificada, la ha completado con los votos de los partidos aliados. Le será menos fácil cuando entre en funciones la nueva Cámara porque en la reciente elección ganó menos distritos que en 2018, pero ahí entrará la política convenciendo a diputados de otros partidos (parece que el PRI ve con buenos ojos la idea) para que apoyen la iniciativa de que se trate.
Es bueno señalar que las siete diputaciones federales que corresponden a Sonora las ganó todas MORENA.
En cuanto a los columnistas locales, los nuestros, no suelen influir ni positivamente ni negativamente en la política; cumplieron ante sus jefes (los jefes de redacción, no me malinterpreten) con la dosis diaria de crítica al Presidente y mientras hubo campaña, otra dosis contra el candidato de MORENA. Y cuando los números oficiales de la votación dejaron en claro cuántas encuestas habían sido cuchareadas, cuántas mentiras se habían tomado como verdades, etcétera, adoptaron la mejor actitud: guardaron silencio.
Todo lo que ha sucedido, sin embargo, no debe olvidarse para que sirva de enseñanza en futuras elecciones, no para formular reproches que carecen ya de sentido.
carlosomoncada@gmail.com
