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La novedad siempre es una variante del pasado
Carlos Fuentes
A una semana de que concluyan las campañas quedó muy claro la estrategia de los candidatos punteros, que al final buscan lo mismo: aplicar la máxima del jarocho Cesar Garizurieta “El Tlacuache” y que nos advierte que “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Todo un ícono del “sistema” sin duda.
La alianza va por Sonora esconde las siglas del PRI-PAN-PRD por la aversión que generan entre el electorado y la apuesta es por los personajes, ya que la tendencia es votar más por las personas que por los partidos, lo cual tampoco es una garantía, menos si recurren al “no me ayudes compadre”.
Por eso sorprende que la alianza borreguista decida presumir a un decrépito Vicente Fox, cuyos mejores tiempos ya pasaron y al mismo tiempo se tomen la foto con un personaje tan cuestionado como Claudio X. González, tutor de la alianza PRIANRD. Se la pusieron por el centro a la 4T.
Y el candidato Ernesto Gándara Camou no ha podido defender la continuidad de dos gobiernos fallidos, hoy aliados e impulsado por colaboradores del corruptor Guillermo Padrés y la incapacidad del Otro Sonora Ya, comandado por Claudia Pavlovich Arellano. No basta con explotar el regionalismo sonorense.
Mientras que en la alianza Morena-Verde-Panal lo que sobresale es la marca-partido guinda que fundó AMLO y se refugian en la aprobación presidencial apuntalada principalmente en los programas asistencialistas de entrega de becas y pensiones. Un Pronasol corregido y aumentado.
La idea es condenar el pasado prianista neoliberal y evitar el presente porque condena al equipo de Durazo, que no cumplió con la encomienda en seguridad pública y cómo defender el desempeño de los alcaldes de Cajeme Navojoa, Guaymas y Nogales, cuyos resultados brillan por su ausencia.
El desprestigio de los personajes es tal, que en Cajeme por ejemplo, el presidente Sergio Pablo Mariscal “está guardado” y no se aparece en los eventos masivos del candidato Alfonso Durazo Montaño y eso que han sido en fin de semana, fuera del horario de oficina, así que no tiene un impedimento legal, pero sí electoral.
Mientras que para alejar la sombra mariscalista de la que fue aliado, Javier Lamarque, “El hijo del pueblo VIP” suelta un dudoso “No vamos a cargar culpas ajenas, no vamos a solapar a nadie”, sobre todo porque varios puestos huelen a tráfico de influencias nepotistas.
No hay diferencia entre prianismo de Gándara y el de Durazo y si no vean sus campañas que revelan el cordón que los une, incluido el financiero: mítines de acarreados, mantas sublimes, porras contratadas y candidatos impuestos, ataviados por todo tipo de chapulines, feligreses del oportunismo electoral.
Lo demás son bagatelas de una clase política frívola que no logró entusiasmar al electorado, huérfano de opciones reales que no sea más de lo mismo y con los mismos. Tanto, que el personaje de esta campaña fue “El Güicho”, un jocoso carnicero de Mercajeme que adulaba a los candidatos que visitaban el lugar.
