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Para Diana Laura y Juan Antonio en su día…tantas veces conjurado!!
Sin tener números sobre intención del voto aunque con algo de lógica política, los favoritos para la alcaldía de Cajeme son Javier Lamarque, Rodrigo Bours y Abel Murrieta. El cuarto se lo van a disputar entre varios contendientes.
El candidato de Morena tiene como ventaja la marca, cuyo soporte es el presidente López Obrador con sus programas sociales. La desventaja es que su candidatura generó descontento porque fue vista como una imposición (Y la encuesta apá?).
Asimismo, “trae sobre la espalda” la desastrosa gestión de Sergio Pablo Mariscal como alcalde. Entonces con qué cara le va pedir a los cajemenses que voten de nuevo por Morena para “consolidar” la 4T si el resultado no fue positivo.
En tanto que su actuar como diputado federal fue con más penas que glorias. Se comportó como un “levantadedos” más del montón y en lo local, simplemente no cumplió con el prometido libre tránsito por la 4 carriles.
Otro factor que juega en su contra es la candidatura de OXXrlando Salido del PT, pues le quitará votos valiosos que provienen de una base social proclive a Morena, tanto que antes fueron aliados, pero ahora traen su propia carta.
Rosendo Arrayales, hoy candidato por el Partido Encuentro Social, también le restará votos a la causa lamarquista, sobre todo porque con su actuar, el edil con licencia es visto como el personaje que más se asemeja a AMLO.
Rodrigo Bours tuvo un papel destacado como regidor sobre todo en lo mediático. El empresario de la construcción tiene a favor que desde hace meses como candidato a gobernador, su hermano Ricardo ha posicionado el apellido Bours.
Aparte, el hecho ir por la vía independiente, le permitió hacer una especia de precampaña entre la comunidad de Cajeme vía el proceso de junta de firmas. Salió con ventaja en la pista por decirlo de alguna manera.
Sin embargo, él y el candidato de Movimiento Ciudadano comparten la misma base electoral, pues ambos provienen del legendario “Yaqui Power”. En 2018, Abel Murrieta apoyó las aspiraciones del afamado “Pipigo”.
En cuanto al anfitrión de Abelandia, su experiencia en el ramo de la seguridad viene como “anillo al dedo” en este momento tan crítico del municipio porque se trata de la principal demanda a solucionar en la última década.
Tiene el reconocimiento de los sectores productivos, pero no es un candidato popular con arrastre y es visto con recelo en ciertos círculos sociales por el caso ABC. Tampoco le favorece la débil estructura del partido naranja.
Mientras que Anabel Acosta de la alianza Va por Cajeme no trae un historial a favor en cuanto a justas electorales. La tiene cuesta arriba ahora que representa a las marcas con más desprestigio en el espectro político, el PRIAN.
Llegó al Senado como suplente de Claudia Pavlovich Arellano, pero fue otra de las damnificadas de la ola pejista en 2018, pese al derroche de recursos en su intento por llegar a la Cámara de Diputados. Va a nadar entre tiburones.
Parece que el voto se va a dispersar y diferenciar como pocas veces, además que por el efecto de la pandemia, el abstencionismo pudiera ser el ganador de este proceso electoral. Como si no nos sobraran tragedias.
