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NAMAKASIA
Cuando comenzó el gobierno del presidente López Obrador no me gustó su declaración de que no le movería a los asuntos tortuosos de los gobernantes que quedaban atrás, que la exigencia de no corrupción y transparencia era para los de este momento en adelante.
No era de su competencia esa decisión puesto que había y hay instancias autónomas facultadas para intentar acciones contra gobernantes saqueadores y ladrones, como la Cámara de Diputados y la Fiscalía General, para nombrar sólo dos del ámbito federal, y los congresos locales y las fiscalías de las entidades federativas. Pero pronto quedó claro que no deseaba alborotar las aguas turbias cuando tanto había que cambiar, reforzar, reiniciar en otros frentes.
Ahora estamos viendo cómo se exigen cuentas a ex gobernadores y gobernadores en ejercicio que ya se creían a salvo de la justicia. El que gobernó Nayarit de 2011 a 2017, esto es, el tiempo de Peña Nieto, será buscado donde se encuentre, igual que su hija, para que paguen lo que se robaron. Roberto Sandoval Castañeda estuvo poniendo bienes por millones y millones de pesos a nombre de su hija Lidy Alejandra desde que era menor de edad. Ambos se volvieron ojo de hormiga y la Interpol tendrá que ayudar a localizarlos.
Mientras, el gobernador de Tamaulipas, un estado que tiene imponente récord de mandatarios ladrones, se defiende con desesperación en el Congreso federal porque se está solicitando su desafuero. El año próximo fenecerá su periodo legal pero si se le desafuera antes, mejor. Al cabo que tanto él como su colega nayarita tienen con qué pagar lo que se llevaron.
Que a estos tipos, igual que a los dos Duarte, el de Chihuahua y el de Veracruz, y algunos más de su sucia estirpe, se les obligue a rendir cuentas, es una garantía para los ciudadanos de que no se marcharán indemnes los mandatarios pillos con las alforjas llenas. Es de desearse que por este camino se pueda también apretar las tuercas a quienes han detentado la Presidencia de la República.
La intensa propaganda de Célida
Los boletines del Ayuntamiento de Hermosillo inundan las redacciones de los medios y los correos de los periodistas. Si la presidenta municipal sale a comprar las tortillas, se boletina que supervisó las banquetas barridas por la calle fulana o que dialogó con los ciudadanos que se estacionan sobre el bulevar zutano.
La presidenta Célida López se esfuerza por dar la impresión de que su trabajo no para, y se hace una propaganda hueca pero gratuita. A quienes elaboran boletines les cubren buenos sueldos por la redacción y distribución con fondos del municipio, y como no se habla de Célida la precandidata, sino de Célida, la alcaldesa, no puede acusarla nadie de que ha iniciado prematuramente su campaña.
La campaña por la reelección se iniciará con formalidad en la fecha que ordena el calendario oficial. Y lo sabrá todo el mundo porque vibrará la atmósfera con el grito triunfal de “Vamos a romperles la…” (no recuerdo qué más) que hace tres años la cubrió de gloria.
carlosomoncada@gmail.com
