|
Damos la bienvenida al periodista Carlos Moncada Ochoa, quien a partir de hoy publicará su columna "Namakasia" en Infocajeme. Es un honor.
NAMAKASIA
El ex presidente municipal del puerto, Carlos Ernesto Zataráin, “El Bebo”, recién incorporado al equipo de Alfonso Durazo, dijo que no aspira a volver a ese cargo, y hay que creerle, primero, porque es hombre de palabra, y segundo, porque aspira a un cargo de elección popular diferente: el de gobernador.
Cuando era presidente municipal, acompañé a verlo a mis amigos Alfonso Tapia y Mario Briceño, dueños de la revista “Plural”, en la que yo colaboraba. Nos aceptó la invitación a comer y cuando el ingeniero Briceño le preguntó: “¿Y de aquí que sigue?”, el alcalde respondió con franqueza: “la diputación federal”. Briceño lo empujó hacia las cuerdas: “¿Y después?”, fintó. Y Zataráin no le sacó: “Después buscaré ser gobernador”.
“El Bebo” ganó, efectivamente la diputación federal y trató de ser el sucesor de Eduardo Bours en 2009 Y aunque Alfonso Elías Serrano se le adelantó, intentó tumbarle la candidatura. Junto con otros tres que se habían quedado chiflando en la loma (uno de ellos, Julio César Córdova) publicaron un desplegado de prensa en el que lo acusaron de hacer uso “de las estructuras, los recursos y facilidades institucionales para manipular las percepciones ciudadanas y coartar el libre ejercicio del voto”.
“Los cuatro fantásticos”, como los apodaron de inmediato los choteadores, no lograron levantar polvareda y hasta ahí llegaron. Yo comenté entonces: “Elías Serrano debe sentirse satisfecho de que lo acusen de vaguedades. No le echan en cara haber fallado en el ejercicio de sus actividades privadas o en el desempeño de sus funciones públicas, no le sacan a la luz la violación de ley alguna, ni siquiera infracciones de tránsito. Sólo mitotes políticos. De hecho, el desplegado le confirma su calidad moral”.
No hay motivo para creer que Carlos Zataráin ha renunciado a su legítimo propósito de llegar a ser gobernador del Estado. Nada más que las candidaturas para la próxima elección están ocupadas. Habrá que esperar sin desesperar. Las metas que valen la pena no se alcanzan de la noche a la mañana. Ahí está el otro Ernesto, “El borrego”, que completará con la actual su tercera intentona. Y el mismo Alfonso Durazo, en un mes como éste, pero de 2002, a la pregunta de Fausto Soto Silva sobre si aspiraba a gobernador, no contestó que sí o que no, más bien que quién sabe. “Las aspiraciones políticas son irrenunciables”, dijo.
De eso han pasado 19 años. Si “El bebo” hace bien la tarea que le encomendaron, la será menos larga la espera de seis años para aventarse, y más corta si, mientras tanto, se va de senador. Digo.
(Los datos de esta columna los tomo de mi columna “Al ruedo” que publicaba el inolvidable periódico “Crítica”, del Pay Romero, y corresponden al 8 de enero de 2009 y al 14 de enero de enero de 2002, respectivamente. Y cuento con muchos más recortes, lo que no debe tomarse como amenaza sino como advertencia).
carlosomoncada@gmail.com
