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NAMAKASIA
El Colegio de Sonora, institución de educación superior sostenida con recursos públicos del Estado, encabeza la campaña de propaganda del candidato de MORENA. Un grupo de 40 académicos de El Colegio escribieron ensayos para el libro “Sonora 2021”, en dos tomos, bajo la coordinación del propio Durazo, autor del prólogo de la obra.
El doctor Álvaro Bracamonte Sierra, quien en su juventud se dio a conocer como coautor del libro “Los aguiluchos”, cuando la rebeldía estudiantil cimbraba a la Universidad de Sonora, coordinó la presentación en el mismito campus universitario. Luego, en entrevista con el comunicador Juan Carlos Zúñiga, Bracamonte anunció que se harán presentaciones similares en Guaymas, Ciudad Obregón, Nogales y otros municipios. No especificó si serían también en campus de la Universidad en aquellos municipios..
El periodista Zúñiga le preguntó si los 40 académicos colaboradores de la obra pasarían, de ganar la gubernatura Alfonso Durazo, a ocupar cargos de gobierno. Bracamonte lo negó de manera rotunda, pues ellos se encuentran ubicados ya en la “academia” (la entrecomillo porque la palabra suena chistosa en el huracán de ambiciones que desata la política).
Ayer mismo, en “El Imparcial”, el doctor Nicolás Pineda, también académico de El Colegio, pero no del grupo de los 40, escribe que “Los autores de los capítulos son CASI todos académicos y especialistas en sus áreas. Destacan por su juventud y por representar a una nueva generación de analistas sociales y políticos que SEGURAMENTE ASPIRAN A OCUPAR PUESTOS PÚBLICOS EN EL SIGUIENTE GOBIERNO” El artículo se titula “Score: Durazo 3, Gándara 0”.
Yo creía que El Colegio de Sonora era institución apolítica. Me equivoqué o no advertí que en algún momento cambiaron los estatutos.
¿APOYO A MEDIAS PARA LA UNIVERSIDAD?
En la presentación de “Sonora 2021” en, repito, el corazón de la Universidad de Sonora, institución de educación superior también oficialmente apolítica, el doctor Durazo habló de dar un hospital a la Casa de Estudios, idea que intentó llevar a la práctica el gobernador Padrés aprovechando la cercanía del Hospital General del Estado.
Además, reconoció que no canalizan los gobiernos estatal y municipal suficientes recursos a la Universidad y los prometió, “no para la burocracia universitaria”, acentuó, sino en forma de becas para estudiantes pobres. Es un buen propósito si se cuida de dar las becas no sólo porque se trate de jóvenes pobres sino porque prueben que son buenos estudiantes. Por otro lado, mi Alma Mater requiere mucho más que esa loable aunque pequeña cooperación.
Fue desafortunado utilizar la expresión “burocracia universitaria” que tiene significado despectivo. Si hay funcionarios o empleados comodinos y de escaso rendimiento laboral, como los hay en el personal de los gobiernos y de los partidos, constituyen excepciones. Y hay órganos universitarios facultados para ajustarles cuentas, pues si no, para qué es la autonomía.
Pero se necesita buena cantidad de dinero para mantener laboratorios y talleres al paso que marca la Ciencia, el equipamiento cibernético, las necesarias ampliaciones y para satisfacer la demanda de mejoría de salarios de trabajadores académicos, administrativos, etcétera. No son burocracia.
carlosomoncada@gmail.com
