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Mariscal y la reelección del descaro
Que tiene"muy buenos puntos" declaró sin precisar en qué el alcalde Sergio Pablo Mariscal, por lo que analiza en buscar la reelección en el cargo y además porque está en su derecho. Nadie le cuestiona esto último, pero la primera afirmación es el colmo de la desfachatez.
El Presidente Municipal de Cajeme no entiende o no le conviene, que la reelección es para incentivar gobiernos con resultados efectivos y no para fomentar fantasías que solo apoyan -cada vez menos- subordinados, como esa intención fallida de imponer a su esposa Margarita.
Proclive a los dislates verbales, se supondría que el munícipe se refería al puntaje de viajero frecuente de una aerolínea o una tarjeta que dan en las tiendas departamentales, pero a su criterio, si se le puede llamar así, el desempeño como alcalde tiene un "resumen positivo".
"Hemos sido muy responsables, he sido muy sistemático en el trabajo, la gente nos conoce, sabe que somos ciudadanos comprometidos con la ciudad, hemos sido representantes de la sociedad civil durante muchos años, somos maestros, académicos, universitarios", declaró en la Central Camionera, catedral de funcionarios cínicos bajo sospecha.
Pero la terca realidad se impone y le recordó al ex funcionario de Itesca, que al menos en seguridad pública está más que reprobado sin derecho a repetir curso: Cajeme está en lugar 8 de los municipios más violentos con 710 homicidios en los 800 días que van del trienio.
Ha sido el trienio con más homicidios dolosos, pero en vez de avergonzarlo, su reacción es que se hable bien del municipio, válido y entendible, pero será difícil lograr este propósito si por su propia incapacidad, contribuye de forma consistente a la "mala" imagen de la ciudad.
Ciudad Obregón no solo es más conocida lamentablemente por la víctimas de la violencia sino además y para agravar la reputación, por el comportamiento errático y nada ejemplar del alcalde de Cajeme, cuya evidencia está más que documentada y viralizada en redes sociales.
Durazo y la traición de la memoria
El ex secretario de Seguridad Pública anduvo por Magdalena de Kino y aprovechó la visita para refrendar su condición de "viuda", pues qué manera de refugiarse en la figura de Luis Donaldo Colosio, quien fuera su jefe por años hasta la tragedia del 23 de marzo de 1994.
Ante a la estatua del magdalenense, Alfonso Durazo aseguró: "No le vamos a fallar al compromiso que tenemos con su legado y que no le vamos a fallar a la gente del Estado. Te puedo decir Luis Donaldo, no te vamos a fallar jamás; amigo, no te vamos a fallar jamás".
Para empezar cuál legado de Colosio si era el más salinista del gabinete? Y si se refiere al polémico discurso de campaña del 6 de marzo, no le favorece en nada al colofoxpejista, ya que como funcionario federal no entregó buenas cuentas en materia de seguridad pública.
Frente al monumento de la Revolución, Colosio reclamó una situación que se agrava desde entonces, pese a la llegada de la 4T, Durazo incluido: "Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan".
Si nos atenemos a esa declaración, el precandidato de Morena sería la antítesis del modelo que procuraba el malogrado candidato presidencial, ya que en dos años no se cumplieron las expectativas de campaña y el exsecretario se escuda con una "línea de contencion" al delito.
La estrategia de sustituir mandos policiacos por mandos militares en varios municipioso fue un fracaso, pero eso no amaina la demagogia del hijo pródigo de Bavispe, quien sin rubor, afirma que como gobernador, el problema de la inseguridad tendrá una atención "adecuada".
"Vamos a regresar la seguridad, la paz y la tranquilidad a Sonora, vamos a regresar la paz a Magdalena, a Caborca, a Guaymas, a Cajeme y a Nogales y lo vamos hacer a partir de asumir el liderazgo del gobernador, imprescidible para garantizar una atención adecuada", exclamó.
Así estamos por ahora rumbo a las elecciones del 2021: flanqueados entre la posiblidad de la reelección del descaro y la ratificación del fracaso. Los méritos y el desempeño en la función pública es lo de menos.
