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“Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Evangelio de Mateo 27: 24
La propuesta del Presidente Andrés M. López, para someter a consulta “al pueblo” (selecto) de México, de enjuiciar o no, a cinco Presidentes que le antecedieron; en estos términos: ¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?
La intención tan selectiva y excluyente de la propuesta del Presidente en víspera (de la bitachera política) del proceso electoral del 2021 ¿tiene atisbos de campaña pre electorera? No sólo es eso, sino más bien es un claro adelanto a la campaña, para que en forma “agazapada” estar (sin estar su nombre en las boletas) presente en las elecciones ¿Es su propósito? SI. Sabe bien el efecto que causó su triunfo irrefutable del 2018, que arrastró con ello, la ineptitud de muchos que alcanzaron el triunfo a diferentes puestos de elección, gracias también al hartazgo ciudadano por tanta corrupción oficial.
Cuando no se aceptó su propósito de adelantar la encuesta de revocación de su mandato que estaba o está programado para el 2022; se le ocurrió (al ocurrente), otra forma de tener entretenida a la ciudadanía y contentos a sus seguidores, con esta orquestada consulta, indiscutiblemente mal intencionada, mal redactada, por excluyente de otros anteriores y futuros Presidentes. Hipócritamente, comentó en una de sus mañaneras y desvelada conferencia (mini-informes presidencial): “que, por supuesto el votaría en contra de esa propuesta”- lavándose las manos – pero después del golpe- recalca lo dicho en anteriores citas ¿Qué su gobierno no sería una cacería de brujas, ni lo motiva la venganza política? Tal vez pensando en su único “sayo” contestatario, por sus frecuentes alusiones personales, subiéndolo al ring, una vez noqueado –callado- a Fox; Felipe Calderón.
Hay mala leche de los bajos intereses políticos más que una verdadera intención (al excluirse, entre otras cosas), porque no podemos saber, aunque haya atisbos, cómo concluirá su mandato.
La pregunta propuesta fue rechazada por uno de los magistrados de la Suprema Corte de la Nación, que, al revisarla, “le corrigieron la plana” al Presidente, siendo aceptada después por votación de 6 contra 5 de los 11 magistrados, para turnarla para su aprobación –claro- como va a suceder por la mayoría, al Congreso.
La dichosa propuesta logró los objetivos de la primera intención, los preelectorales y maquiavélicos del Presidente, aun cambiando su redacción, porque se quedó en la mente de la ciudadanía de llevar a juicio a los cinco expresidentes. Aunque no dan sus nombres, quedando así: ¿Está de acuerdo en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas? ¿si todo está en la Constitución, pues que se castigue a los involucrados? Para que tanto brinco “chimiscolero”, electorero. Cómo dijo la viejita, cuando se le dio la orden a un regimiento de violar a todas las mujeres: “dijeron que a todas” ... las personas invoucradas.
Cuando el emperador romano, Augusto (Cayo Julio César Octavio 63 a. C. – 14 d.C.), sobrino de César (asesinado), heredó el trono, estando 14 años en el poder, tuvo la disyuntiva de abandonar o no el poder. Lo consultó con sus dos mejores amigos y consejeros: Uno, Agripa –plebeyo- le aconsejaba que Sí, que ya era tiempo “hemos luchado en nombre de la libertad –dijo-; si no nos retiramos ahora, creerán que la fortuna nos ha hecho perder la cabeza…”. Mecenas, el otro amigo noble y refinado, aconsejó a Augusto a conservar el poder por el bien del Estado: “Dar la autoridad al pueblo es lo mismo que entregar un cuchillo a un niño o a un loco. La cacareada libertad conduce a la esclavitud de los mejores. No pienses tampoco que te aconseje oprimir al pueblo ni al Senado. Ni yo me atrevería a proponerlo, ni tú a ejecutarlo …” El periodo de Augusto fue de alta civilización, de la administración pública, de justicia, ciencia y cultura.
Nadie en su sano juicio, se opondría a que la justicia se aplique con apego a la Constitución y se castigue a quienes resulten responsables de cualquier delito y no convertir en un circo romano lo que está legislado; que no sea letra muerta. Dejar la decisión de enjuiciar a alguien o no, en manos de asambleas populares -tipo Cuba o Venezuela-, o ante un tumulto amorfo, donde el Síndrome de la Jauría contagiado por incitadores radicales, hacen que un gobernante; como el Prefecto romano de Judea, Poncio Pilato, se lave cobardemente las manos. Entre esas decisiones, podrían pagar justo por pecadores y dejar libre a Barrabases – Bartlett, Gordillos- y otros Lupus Politikón, y crucificar a Cristo…
Hoy el gobierno tiene la oportunidad de aplicar la ley sin distingos y no quede en retóricas de campañas políticas. Y no como: “Poncio Pilato, se convierta en un símbolo tradicional de la vileza y de la sumisión a los bajos intereses de la política”. Pérez-Rioja (https://es.wikipedia.org/wiki/Poncio_Pilato)
“2 de octubre no se olvida, ni muchas infamias contra la humanidad”.
raulhcampag@hotmail.com @DrRHCampa1
