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Más allá de la polémica que el alcalde Sergio Pablo Mariscal desató con sus tweets del fin de semana, el asunto de fondo es cuestionar qué tipo de compromisos tiene con la directiva del Club Yaquis de Obregón.
Porque eso de ponerse de escudo fallido ante una decisión de la Secretaría de Salud, prohibir afición en el estadio, evidenció que la autoridad municipal está más cerca de los intereses del grupo empresarial beisbolero, que de la población cajemense.
O cómo entender la indignación del presidente municipal en defensa de una directiva que lucra con un estadio construido con recursos públicos y aún se burla del municipio con el servicio del agua y adeuda por el contrato de concesión desde 2016?
Mientras un agente municipal era abatido por balas criminales, el alcalde Mariscal estaba muy ocupado en twitear litigando a favor del Club Yaquis o tal vez por la suite del estadio a la que tiene derecho el Ayuntamiento, como pago por especie.
Y aunque al final el Club Yaquis aceptó de último momento el criterio de la Secretaría de Salud, el sainete en redes protagonizado por el ex rector de Itesca golpeó su ya de por sí devaluada figura del alcalde cuya voluntad sigue más que extraviada.
De seguir con su idea de rechazar las cifras del Covid, Mariscalandia tendría que cambiar de nombre por Mariesquelandia, por aquello de que se podrían multiplar las esquelas por fallecimientos, lo cual pareciera no importarle.
Cuando algo no suena lógico, suena a metálico. (Amlo dixit). Además si la intención es ganarse la simpatía de los aficionados yaquis, futuros votantes, la apuesta está equivocada porque es mucho mayor el porcentaje de la población que apoya el cierre de los estadios para evitar mayores contagios.
La marca Lamarque
"Hago un llamado a los directivos de la Liga Mexicana del Pacífico y del Club Yaquis para que no pongan por encima de la salud y la vida la gente, las ganancias económicas, espero que recapaciten y si no, tache", declaró Javier Lamarque Cano.
En el colmo del oportunismo, el diputado federal de Morena se metió al tema para que no digan que nomás se la lleva de "levantadedos" en San Lázaro, votando a favor todo lo que envíe Pejéhova, como la desaparición de fideicomisos.
Lo cómico es que mientras llama a recapacitar a la directiva, lo cual es plausible, nada dice que su compañero de partido, Sergio Pablo Mariscal, es de lo más interesados para que se haga todo lo contrario, pese a los rebrotes. Ahí están sus tuits madrugadores.
