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Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata.
La actividad política, es como la casa del jabonero, el que no cae resbala o es como el albañil que se dedica a “tirolear” fachadas de habitaciones, siempre sale embarrado (dependiendo del material o sustancia que utilice con un olor sui generis). Como la frase del legendario filósofo de Güemes: “los políticos, son como un gato en una chimenea, el que no sale chamuscado, sale tiznado”. A cada rato se la tiznan. Esto y más le sucede a quienes se meten en la política, principalmente a los de “altos vuelos”. Aunque los abajeños, no hacen mal los quesos.
Parte de la ciudadanía, no duda de la honestidad del Presidente López Obrador y de sus buenas intenciones de acabar con el flagelo que, por años, ha azotado al País: La corrupción. Sólo los corruptos se opondrían a esta intención, y que, por esta misma intención, usada como bandera de su campaña, su triunfo para llegar a la presidencia de México, fue contundente, inobjetable. A pesar del “sospechosismo” (otros de los “sismos” que cimbran al País), de un pacto con el anterior gobierno y su Partido, para dejarlo llegar. Pero tal vez, sólo quede en eso …sospecha.
La percepción de la ciudadanía, al escuchar que alguien es político, lo primero que piensa: es un corrupto. Concepto que desgraciadamente en nuestra política chimiscolera, que por los hechos no se ha podido cambiar, a lo que en esencia es la política; de servir y no de servirse y hacerse de mulas Pedro, cada sexenio o trienio.
No es creíble que un funcionario de gobierno de alto nivel, sea Presidente de la República, Gobernador o Presidente Municipal, no esté enterado de lo que hacen sus subalternos. Si estos cometen actos de corrupción y no se les investiga, ni se les castiga, de comprobarse jurídicamente la acción, el funcionario cae en el mismo delito, por omisión, por escuchar o disfrutar del “canto de las sirenas” … corruptoras.
La ciudadanía, a través de todos los periodos de gobierno, se fue acostumbrando a ese “estilo” de los gobernantes, con el conformismo de que si tal gobernante: “si es corrupto, pero hizo buenas obras”, “robó, nomás poquito”, “no está enterado, son los de abajo”. O aceptando la “genial” conclusión que llegó ex Presidente Peña Nieto, que la corrupción es una cultura, con la que ha convivido el País, desde siempre y se da en todos niveles. En parte tendrá razón. Pero justificar ese razonamiento, un corrupto, lleva implícito la culpa.
No quisiera creer otro dicho atribuido al Filósofo de Güemes: En política hay dos tipos de individuos, el corrupto y el que está esperando la oportunidad para corromperse. Pero es la realidad. Para que exista un corrupto, debe haber un corruptor. Para combatir esta se necesita un buen Fiscal… con probada probidad ¿Dónde estarán? Un sistema judicial profesionalmente honesto, incorruptible. “A que le tiras cuando sueñas mexicano…” exclamaría de ultratumba, Chava Flores.
El Presidente, quizás pase a la historia, por combatir la corrupción o tal vez por hacer el intento, aunque sea con su “benevolencia” de no castigarlos, pero “estarán estigmatizados”, señalados como corruptos. Pero este estigma la ciudadanía, hace mucho ya se los aplicó. Esto no es lo que se desea, sino la sentencia judicial y la reparación del daño a la nación.
Pero no una justicia “Juarista” selectiva, que tanto pregona el Presidente: “a los amigos justicia y gracia. A los enemigos la ley a secas”.
Los Presidentes desde la época de Madero, hacían sus purgas de las personas que les estorban políticamente, sin importar otros delitos, castigándolos con el exilio o cárcel. Pero casi siempre a sujetos políticos representativos de la corrupción o no. Madero, perdonó a Porfirio Díaz con el exilio, Cárdenas exilió a Plutarco Elías Calles.
Salinas puso preso a Joaquín Hernández Galicia (el famoso quinazo, como un golpe al sindicato petrolero); Zedillo, al hermano incómodo de Salinas (por asesinato e enriquecimiento “inexplicable”); Fox, intentó encarcelar al corrupto líder sindical de PEMEX, Carlos Romero Deschamps un intento fallido y muy orondo se pasea entre las cúpulas políticas y por el mundo.
Calderón, con el michoacanazo, encarceló a varios presidentes y funcionarios de algunos municipios del Estado de Michoacán; Peña Nieto, encarceló a Elba Esther Gordillo.
La característica de estas detenciones, hasta el sexenio de Peña Nieto, fue como una muestra de una fallida intención de combatir la corrupción y la otra característica, es que estos individuos, salieron libre en cada siguiente sexenio. Y siguen tan campantes cómo Don Sebas.
El actual gobierno de López Obrador, pone en libertad a Elba Esther Gordillo y se encarcela a Rosario Robles, a Juan Collado y se tiene como “Testigo Protegido”, a Emilio Lozoya Austin, con privilegios de “principito”, para que suelte la sopa selectiva de los opositores del Presidente, donde involucra a 17 renombrados políticos, entre ellos al expresidente Peña Nieto y a Videgaray, a dos actuales gobernadores (senadores en esa época) al excandidato Anaya y al ex presidente Calderón, Panista y otros tantos PRIISTAS y raspa levemente al Gobernador Barbosa, de Puebla; que en ese tiempo era senador, por el PRD y acérrimo crítico de AMLO, ahora adulador de la 4ta (como ha cambiado). Los enlista en un documento de 60 páginas dirigido al Fiscal General de la República, Dr. Alejandro Gertz Manero, fechado de recibido el 11 de agosto 2020, por la Dirección de la Unidad de Documentación y Análisis, de la misma fiscalía. Firmado con la misma fecha de entrega por Lozoya. (Documento completo: denuncia-emilio- Lozoya-contra-epn-calderon-salina.pdf-Adobe Reader).
(Emilio Lozoya fue extraditado de España, donde “coincidentemente” radica Peña Nieto, bien escoltado por indicación de las autoridades mexicanas según declaración de Edgardo Buscaglia, especialistas en temas de corrupción, en entrevista con el Periodista afecto a la 4T, Julio Hernández López, El Astillero).
El documento referido, que se “infiltró por obra y gracia de algún prestidigitador político” y lo puso en circulación desde hace tres días, y que con gran entusiasmo el Presidente lo promueve desde las mañaneras para que todo el Pueblo de México lo lea. Documento, que también le vino “como anillo al dedo”, para el próximo periodo electoral del 2021.
Pero los opositores volvieron a sacar el video de su ex secretario, René Bejarano, cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal (el famoso señor de las ligas) y otro video de su hermano Pillo- perdón- Pio López Obrador, recibiendo dinero en forma furtiva, para su campaña, (“quizás para no declarar algunos gastos de su campaña al INE”). Pero era poquito dinero (mirruñas dijo el Presidente), no como el del caso Odebrecht. Quizás porque el dinero recibido por el señor de las Ligas y de su Hermano era dinero regalado y cómo “a caballo regalado no se le miran los dientes” aunque sea para una carrera de campaña… No es deshonesto. ¿Será? Porque “EL Sr. Presidente, no estaba enterado”. Válgame Dios ¿Así tan desinformado estaba? …semejante a la Pandemia.
¿Si solapar a corruptos, como señaló en unos de sus libros, el Presidente, a Alfonso Romo, ahora su “fiel” colaborador, solapar a los Bartlett, los Napos, Romeros y Gordillos y otras faunas; no es deshonestidad? ¿Entonces, qué es? Que la “justa” justicia castigue a quienes las deban, sin distingos. Entonces le creemos, Sr. Presidente y le reconoceremos, que algo cambio en el País. Hasta entonces, no antes. Porque “Tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la Pata”. No la agarre.
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