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La madrugada de éste pasado viernes 17 de julio del infructuoso 2020 que nos ha tocado vivir a la mayoría de los habitantes del planeta, será un día que forzosamente tendrá que ser consignado para los anales de la historia y que, por cuestiones legales, tendrá que incluirse en el vastísimo expediente que ya se guarda en el caso del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin.
Llevado por el clásico gusanillo de la información, esa madrugada del 17, me quedé pegado a la pantalla de la computadora, con el fin de seguir paso a paso el traslado del hombre que, al igual que ocurrió con el nazareno, fue negado no tres, sino un chingal de veces por el dirigente nacional del PRI, el tal “ alito”, Alejandro Moreno al decir que éste lo único que tiene de priista es que le encanta la lana mejor que sembrar a medias.
Sobre todo que, cuando ya que la tiene en sus manos en cantidades industriales, luego de pasar la charola entre los principales directivos de Odebrech, la pone, como ocurrió, a disposición de la campaña de su posterior jefe Enrique Peña Nieto.
De ahí en fuera ni en fotografía lo conocen.
Y por qué tendría que ser consignado a los anales de la historia un episodio como el ocurrido la madrugada del 17 de julio y por qué tendrá que ser incluido en el expediente que se le sigue a Lozoya?
Muy sencillo:
La Fiscalía General de la República acaba de dar pie a todo un guion cinematográfico muy al estilo de Kaplan, -- David Joel Kaplan, protagonizó el 18 de agosto 1971 la llamada “ fuga del siglo” en la que, Sin odios, sin armas y sin violencia”, ( nombre de uno de los libros en el que se consigna la historia ) se escapó de la prisión de Santa Martha Acatitla, a bordo de un helicóptero Bell 47, piloteado por un ex combatiente de Vietnam.
Resumiendo: Mal empiezan las cosas en el caso que anticipa una y mil sorpresas y que ya está dando sus primeras reacciones como sin duda son las renuncias de la senadora Vanessa Rubio, quien además de asistente del ex candidato del PRI a la presidencia, José Antonio Meade, figuró también como subsecretaria para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, subsecretaria de Planeación, Evaluación y Desarrollo Nacional de la Secretaría de Desarrollo Social y subsecretaria de Hacienda y Crédito Público, cuando éste fue titular de cada una de estas carteras.
La otra sospechosa pero entendida renuncia es la de José Angel Gurría a la titularidad de la OCDE, la llamada organización de los países ricos, encabezada, paradójicamente por un mexicano en donde más de 50 millones de compatriotas nos muestran como un país en total atraso en cuestiones de bienestar económico.
Y empiezan mal desde el momento en que la Fiscalía ha empezado a escamotear lo que verdaderamente pasó a la llegada del ex director de Pemex, su supuesto mal estado de salud y un arribo al Reclusorio Norte que nunca existió y que, como es natural, dio pie para una y mil especulaciones que hablan hasta de una supuesta llamada que se recibe de último momento para advertir de un atentado en contra del hombre del que, de hablar, como se espera, habrá de llover mucho en estos últimos días y no precisamente agua.
FIERRITOS EN LA LUMBRE…
En donde sí, de plano se acabaron especulaciones es por rumbos de la capital sonorense en donde el Secretario de Hacienda, el cajemense Raúl Navarro, dejó en claro las supuestas dudas que había en torno al crédito de 1300 millones y otra partida especial de 520 millones que en meses pasados fue autorizado por el Congreso del Estado.
En su comparecencia virtual ante los legisladores locales, el dos veces secretario de la hacienda estatal dijo que al respecto del crédito en referencia, éste será utilizado en acciones a favor de la gente con absoluta transparencia.
Por lo que hace a los “ perdidos” 520 millones de pesos debidamente autorizados por los legisladores, Navarro Gallegos les precisó que estos se utilizarán para hacer frente a la contingencia del COVID 19, además de que están estrictamente etiquetados para infraestructura y equipamiento en materia de salud por normatividad federal.
De hecho, estos forman parte de la línea de crédito por mil 300 millones de pesos autorizados por el Congreso pero hasta la fecha no se han recibido y por tal no se ha dispuesto un solo peso de estos en razón de que está en trámite su registro ante el Registro Público de Obligaciones ante la Secretaría de Hacienda a efecto de poder llevar a cabo los contratos bancarios correspondientes.
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