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Los especuladores en la pandemia

Raúl Héctor Campa García
Miércoles 10 de Junio de 2020
 

En ocasiones, en medicina, el éxito económico es inversamente proporcional a los conocimientos médicos.

Dr. Fernando Lara Castr (tiene razón)

 

Especulador, es aquella persona que compra o vende bienes cuyos precios se espera que suban a corto plazo con el único fin obtener beneficios con facilidad. 

Especular con la salud de las personas, debería considerarse como un delito grave. 

Los vendedores de esperanza, en todos los aspectos de la vida, siempre han existido y en cuestión de salud, no es la excepción. Los enfermos son una fuente inagotable para estos, que venden brebajes, menjurjes o pócimas, como medicamentos milagrosos. La mayoría no son médicos, pero de que los hay los hay, pero son los menos. La charlatanería, es perene.

Dentro de la ética profesional, es saber hasta dónde llega uno en sus conocimientos y hasta donde solicitar la asesoría de una especialidad. Decir no sé y comentar con un colega nuestros casos difíciles, es lo que regularmente se hace y sobre todo en los centros hospitalarios, donde la docencia, la asistencia y la investigación van de la mano; las sesiones departamentales, y la revisión de casos en conjunto. de cada especialidad, han contribuido mucho a recuperar la salud de muchos pacientes. Los que hemos tenido la fortuna de realizar una especialidad, sabemos de estas acciones. Pedir una interconsulta a otro compañero médico, no desmerece el ser médico. La medicina es tan extensa, que no podemos saber todo. Por eso nacieron las especialidades médicas. Claro, la medicina de primer contacto, el médico familiar o un buen médico general, quizás pueda resolver bien, un poco más del 80% de las patologías comunes que padecemos los seres humanos. Nunca extralimitarse, hay que saber hasta donde realmente, podemos ayudar a nuestros pacientes y derivar a tiempo en caso contrario. Es frecuente, que los médicos de edad avanzada, pero en funciones, nos apoyemos en médicos jóvenes. Sobre todo, los médicos quirúrgicos, de preferencia se apoyan en algún cirujano, que fue o no su alumno. Es lo más sano, en nuestra práctica diaria y es para bien de los pacientes. ¿Cuántos, no fuimos ayudantes de nuestros maestros? Casi todos. "Una mano hábil sin una cabeza que la guíe, es un instrumento ciego; la cabeza sin la mano que ejecute permanece impotente". (C. Bernard).

Las recetas médicas, no son recetas de cocina, deben de ser indicadas con conocimiento de causa de la patología (la fisiopatología) que se atiende. Saber la farmacocinética de lo que se receta, con fundamentos. Lo que un medicamento puede ser beneficiosos para unos, puede actuar mal en el organismo de otros; cada paciente responde diferente a la misma enfermedad, dependiendo de su constitución, alimentación y como están sus “defensas” (su sistema inmunológico) o la gravedad de la misma. Bien define esto el aforismo del Dr. Marañón: "no hay enfermedades sino enfermos". Los médicos debemos reunir 4 cualidades referidas por Hipócrates: “conocimientos, sabiduría, humanidad y probidad”.

En esta pandemia, como todas las que se han presentado, en todos los siglos que tiene la humanidad, han existido personas “bien intencionadas”, que, sin un sustento científico, recomiendan tal o cual tratamiento, que probablemente, por la historia natural de la enfermedad (sin la intervención del hombre), remita, que es lo que se cuenta, pero si ocurriese la fatalidad, se escabullen. 

El buen médico acorta el período de evolución de las enfermedades, curando totalmente o atenuando el daño. Pero su principal encomienda es prevenir hasta donde se pueda, con la estricta colaboración de los pacientes. Al Dr. Claude Bernard (médico francés 1813-1878), fundador de la medicina experimental, se le atribuye – entre otros- la máxima, que él médico tiene como fin: “curar a veces, aliviar a menudo, confortar siempre”. En cuestión de las enfermedades infectocontagiosas, la ciencia médica cuenta con un arsenal de antibióticos, para infecciones que causan las bacterias; los antimicóticos para algunas clases de hongos. En referencia a las infecciones causadas por virus, estos no responden a los medicamentos antibacterianos (antibióticos) y si a algunos antivirales. Los virus, más que las bacterias, tienen la capacidad, al replicarse, de mutar a cepas de alta virulencia y generar resistencia a ciertos antivirales, por lo que, cada vez que aparece estos “nuevos virus” como el COVID-19, se tienen que investigar nuevos tratamientos y nuevas medidas de prevención, en el caso de pandemias, lo mejor es resguardarse, hasta donde se pueda, para no exponerse al contagio, la alimentación y las medidas de higiene. Una de las medidas preventivas más efectivas, sigue siendo sin duda, la vacunación – a pesar de lo que digan los grupos anti-vacunas, que han proliferado en todo el mundo). Desgraciadamente, hasta este momento NO se ha desarrollado una vacuna para el COVID-19. Existen más de 120 investigaciones al respecto, unas más avanzadas que otras, pero sin bien nos va (según la fase de experimentación en donde se encuentre), quizás la vacuna la tengamos para principios del 2021, sino es que después. Las especulaciones, están a la orden del día. En esta coyuntura, la plaga informativa (Infodemia), ha generado confusión y han surgido los vividores que venden esperanzas “para prevenir” con un cóctel de medicamentos, que se anuncia “como vacuna”. Estas “vacunas”, no solo se la aplican a personas sanas, que tal vez no se van a contagiar, a personas sintomáticas, ofreciéndole la cura total, como una panacea sin un sustento científicos, ni evidencias reales. Bueno sería dar un seguimiento a estas personas “vacunadas” y ver quienes se infectaron a pesar de la “vacuna”, quienes cayeron graves en los distintos hospitales. Pero con un protocolo de investigación serio y no queden solo en el “anecdotario de la personal” con sesgos evidentes, de solo tener el universo de los “vacunados que no se infectaron”. Tal vez con un estudio serio, los especuladores con la salud, sean “candidatos al Nobel de Medicina” y si lo ponen en una “encuesta a la asamblea popular”, salgan nominados y vayan a recibirlo en Oslo, Noruega.

Existen también los especuladores, en la venta de equipo y accesorios médicos, como la famosa venta de respiradores mecánicos, la venta de distintos cubrebocas, de los más sencillo, hasta los más “sofisticados” y otros insumos, con aumento de precios (con la pandemia), a casi 10 veces más de lo que costaban antes de la pandemia.

Los especuladores se aprovechan de la “ignorancia del pueblo sabio”. “Cosas veredes, Sancho”.

raulhcampag@hotmail.com 

 

 

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