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La “aparente tranquilidad” del Presidente de México, no nos debe “serenar” (término usado por él), para calmar no solo a sus seguidores, sino a sus adversarios políticos. No es conveniente, por el bien de la Nación, que le suceda algo a su salud, física como en lo mental.
A todos nos debe preocupar, tanto a los que le tienen una fe ciega o, mejor dicho, esperanzadora, como a los escépticos de cómo está gobernando y otro sector en total desacuerdo, sean o no “AMLO fóbicos”, por la forma en que está conduciendo este País.País donde nacimos y hemos realizado nuestras vidas (como dice la comunicóloga Cristina Pacheco: aquí nos tocó vivir) y que todos, bien o mal hemos construido o estamos construyendo, cada quien en su entorno. Aunque con algunos –pocos- “renglones torcidos de Dios” … los malandrines que siguen siendo los negritos -rojitos, azulitos, anaranjados, morenitos, etc., para no ser discriminatorio - del entramado social.
Dentro de la peligrosa vulnerabilidad del Presidente, están algunas de mayor importancia, como su seguridad, con su repetitivo discurso: “de que el pueblo lo cuida”, qué, para él no hay duda; olvidando el dicho popular: “la confianza mata al hombre”; otra, quizás es que sea portador de una personalidad paranoica (afección mental en la cual una persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada); esto debido a su preocupación, con justa razón, por la rapiña política, la ancestral corrupción, llamada por su antecesor (Peña Nieto) como una “cultura”, refiriéndose a la idiosincrasia del “quehacer” político. Él mide con el mismo rasero a toda oposición partidista y parte de la ciudadanía, que sino esta con él, está en contra de él, son sus adversarios. Tal vez padezca amnesia política selectiva; se olvida que ya no es candidato, que es nuestro Presidente y que debe gobernar para toda la población y que, en lugar de polarizar a la sociedad, sus mensajes deberían buscar la unidad y la reconciliación realmente y no sólo quedar en retórica de campañas electoreras.
El Presidente, también está expuesto a enfermarse, como cualquier cristiano (o escéptico), En el 2013, hace exactamente 7 años, fue sometido a un cateterismo cardiaco, con colocación de Stent, en una de las arterias coronarias (en ese entonces, en el Hospital Médica Sur. “No había INSABI y no estaba afiliado al IMSS o al Seguro Popular”). Su tren desmañanero, hasta el momento, no le han ocasionado fatiga física, mental quien sabe. Tal vez su despertador biológico – la próstata-, con que contamos todos los que le andamos pegando a las 7 décadas (“old years: de los que se sientan de sopetón y se levantan con pujido…que casi setenta años han cumplido”), le funciona bien, para estar listo para la mañanera, o sea la rutinaria conferencia (no la canita al aire…tal vez ya ni eso) y de allí, durante el transcurrir del día, alguna gira por algún Estado de la República. Esto puede mermar su salud.
Es preocupante, ante la realidad de la pandemia del coronavirus; qué El Presidente haya mostrado una calma “chicha”, quizás porque a pesar de las recomendaciones del subsecretario de Salud Federal (Dr. Hugo López-Gatell… ¿Y el secretario de Salud? Bien gracias, de maceta de ornato, cobrando “dióquis” …), para prevenir el contagio por COVID19, cepa actual de los coronavirus, con alta virulencia, mayor grado de patogenicidad, en personas adultas, mayores de 60 años, que puede ser grave, si se presentan con co-morbilidad (problemas cardiovasculares, obesidad, diabetes, personas inmunodeprimidas e hipertensión). La honestidad, no es garantía para estar inmune a enfermedades infecciosas, ni de otra causa. Ni los chamanes, nos libran de ellas, “ni, aunque nos pasen un huevo de pies a cabeza, que ha de doler un chi…titipuchal”)
Preocupa de verdad, que se pueda enfermar el Primer mandatario de la Nación, no es deseable, ni para él y ni para el País. Si las recomendaciones, no solo de los abundantes “expertos digitalicos”; por sus asesores en salud, sino las indicadas, por la Organización Mundial de Salud (OMS), no son acatadas por quien debería dar el ejemplo, preocupa de verdad. Tal vez, ese relax del Presidente, por no decirlo con un coloquial mexicanismo, con alusión a la que nos ha parido y no caer en manos de un radicalismo feminista; será porque el Jefe Supremo del País… tiene otros datos.
Ojalá, que esta vulnerabilidad, en cuanto a su Salud, este consciente él Presidente. A sus sagradas estampitas yo si les rezaría por su salud y le pediría “un detente, Presidente” ahora no, ni besos, ni abrazos, ni balazos. Quizás Usted no pueda contagiar (¿?) pero otras personas Sí. Hacerle al Poncio Pilatos, es común en los políticos. No se exponga, lávese las manos…con jabón, las veces que sea necesario.
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