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Realidad o exageración ¿Bioterrorismo informático?

Raúl Héctor Campa García
Miércoles 18 de Marzo de 2020
 

El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.

Albert Einstein.

Las enfermedades infecto contagiosas, desde los tiempos bíblicos o desde que existe la humanidad, han estado presentes, hasta la actualidad. Los vectores (vehículo), de los microorganismos patógenos que transmiten estas enfermedades al ser humano persisten. La humanidad ha soportado diversas “plagas”. 

Así como los humanos van evolucionando hacia una mejor adaptabilidad para una mayor sobrevivencia; los gérmenes patógenos, también van evolucionando generacionalmente, aumentando su resistencia, mutando su estructura para una mayor virulencia (incrementan su patogenicidad), que puede hacerlos inmune – al replicarse- por diversos factores, al arsenal con que la ciencia médica los ha combatido. 

Las vacunas siguen siendo ese arsenal que ha coadyuvado a prevenir y erradicar en una importante proporción, estas enfermedades infectocontagiosas, a pesar de los grupos anti vacunas, que últimamente han brotado en algunas partes del mundo. 

Debido a las mutaciones que realizan en su estructura los microorganismos; por ejemplo, algunos virus, se tienen que desarrollar nuevas vacunas y nuevos fármacos, en contra de las nuevas cepas de dichos patógenos; algunos humanos, desarrollan a través de su sistema inmunológico, defensas naturales (aun con la incertidumbre, de esperar la evolución de la historia natural de la enfermedad: Curación o fallecimiento). 

En ocasiones puede que no exista una eficaz vacuna, en el momento de presentarse un brote endémico o pandémico, como en el caso actual, provocado por la infección por coronavirus. Un virus que a finales de los años 60’ del siglo XX, pasado, fueron reconocidos por primera vez como patógenos humanos, causando infecciones principalmente del tracto respiratorio superior, como un resfriado común (también gastrointestinales); y no solo en algunos animales vertebrados salvajes, también de compañía. Fue en el 2003, cuando los coronavirus (COV) atrajeron la atención mundial, debido a la emergencia China del SARS-COV (Síndrome Respiratorio Agudo Severo por coronavirus), que infectó a más 8000 personas de 32 países, con una mortalidad del 10% (Fuente citada por: Galán-Avella, Carmen. Bases Moleculares de la Replicación del Coronavirus TGEV. Facultad de Ciencia. Departamento de Biología Molecular, Univ. Aut. De Madrid. España. Enero 2007). A pesar de esta, referida pandemia (32 países), por COV, la letalidad fue menor a la causada por una de las cepas de virus de la influenza en el 2009 (15% de letalidad), en una mayor población infectada, debido a cambios en su genética; mutaciones que pueden ser: espontanea o natural, o inducidas por agentes físicos, químicos o ingeniería genética; que pueden alterar los grados de virulencia de cualquier germen. El COVD19 es una nueva cepa del coronavirus, presenta alta contagiosidad y patogenicidad provocando aumento de la letalidad en personas adultas. Hasta aquí, brevemente, es una realidad. La difusión mundial de la información en medios oficiales y científicos, quizás ha estado “contaminada" por redes digitales, provocando más pánico, similar a un “terrorismo informativo global”. Circulan videos por las redes, donde se habla de una mutación pre fabricada por Ingeniera genética, que, por supuesto existe, pero la población general se preguntará ¿Hubo algún error, será realidad o exageraciones? Vienen a mi memoria 3 películas al respecto, con realismo y cierta ficción: 1.- Virus, 2.- Pandemia y 3.- 93 días. Como si ésta pandemia del COVD19, fuese un “deja vu” de “flagelos pasados”.

Si se tratara de un bioterrorismo (terrorismo que usa tecnologías biológicas y propagación de agentes patógenos entre la población), tendría que fundamentarse con algunos requisitos, entre ellos, según sea el agente infectante, aunque estos parámetros no son para el COVD19: 

Primero, la constatación de un aumento rápido (en el plazo de horas o días) del número de enfermos en una población en la que no se conoce la existencia de factores de riesgo. En segundo lugar, la identificación de pacientes con un síndrome febril o con focalidad respiratoria o gastrointestinal, que evolucionan hacia la gravedad. En íntima conexión con este último hecho se considera también como elemento de sospecha la asistencia a un número de casos con evolución fatal mayor de lo esperado. Debe también constituir un signo de alerta el hecho de atender algún enfermo con una enfermedad “inusual” y descrita como producida por un arma biológica entre quienes no se encuentran expuestos al agente por su trabajo o su lugar de residencia. En última instancia se debe considerar el hecho de evaluar a un paciente con una enfermedad endémica de un área, que aparece en un tiempo no habitual o con un patrón clínico no característico. Fuente: Eiros Bouza JM, Bachiller Luque MR, Ortiz de Lejarazu R. Bases para el manejo médico de enfermedades bacterianas potencialmente implicadas en bioterrorismo: ántrax, peste, tularemia y brucelosis. An Med Interna (Madrid) 2003; 20: 540-547. 

Rigurosamente, no aplicaría este concepto. 

Conclusión: Primero. En caso que se sospechara o se tuviera documentado “un error o una variable” de la ingeniera genética aplicada al COV, en la investigación de algunas cepas, que aumentaron su patogenicidad e intencionalmente se propagara el virus – que me resisto a creer- y los gobiernos los saben, se estaría cometiendo un crimen de lesa humanidad (tipo nazi). Segundo. Tal como ha ocurrido con otras epidemias de enfermedades infectocontagiosas, sean endémicas o pandémicas (Influenza, cólera, dengue, ébola, sida, etc.), si un gobierno, que es el que tiene la responsabilidad de velar por la salud de una nación, no toma las medidas sanitarias preventivas a pesar de su conocimiento (aunque la ignorancia no lo exime de culpa) ¿estará cometiendo un crimen de lesa humanidad? Tercero. La pandemia, desde el punto de vista médico es una realidad. La sociedad, la familia y cada una de las personas, somos corresponsables de tomar medidas preventivas, diseñadas por los expertos y altamente difundidas, debemos acatarlas. “Más nos vale pecar de precavidos, en tratándose de nuestra salud que lamentar no haberlo sido”. 

Saludos, no de beso, ni de mano, aunque nos la lavemos a diario y frecuente. Si solemne, con genuflexión. Nunca a la tiranía, ni a la indolencia.

raulhcampag@hotmail.com  


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