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En el México del siglo XXI, ocurre el fenómeno político - electoral, más sorprendente del que pueda tenerse memoria: El surgimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
En 6 años se convirtió de asociación civil, en un impresionante movimiento de masas y ya como partido político, en 3 años obtiene mediante la vía pacífica, la presidencia de la república, gubernaturas, cientos de presidencias municipales y diputaciones federales y locales.
¿Qué provoca tan inédito fenómeno?
Sin duda la mezcla del hartazgo en la población de las políticas neoliberales de los últimos 30 años y el impresionante liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, que convence al electorado de intentar una ruta política más progresista, acompañado por representantes de todos los estratos sociales y económicos.
Morena debe ahora consolidar su estructura como partido, pero por su heterogénea composición, la tarea no es nada fácil, coexisten ex militantes de otros partidos, con activistas sociales y militancia de izquierda bien definida, los primeros son duchos en la aplicación de recursos económicos para obtener espacios de dirección dentro de Morena, que facilitan su posterior participación en puestos de elección popular, mientras los otros, solo pueden competir, de estar respaldados por liderazgos legítimos.
Compiten entonces, políticos profesionales contra políticos sociales.
¿Cuáles son las actividades principales que ocupan a la militancia de Morena?
¿Será acaso la confrontación de ideas?
¿Dominan quienes buscan posicionamientos electorales?
¿Acaso el activismo social progresista?
Hay de todo;
Lo que produce la confrontación del pragmatismo político-electoral contra la búsqueda de la consolidación de la izquierda auténtica, esto se evidencia a nivel nacional.
¿Qué tendencia prevalecerá?
Difícil pronosticarlo, lo deseable es buscar un equilibrio que estabilice a Morena como partido progresista y evitar se convierta en más de lo mismo.
