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COLUMNA DE HIERRO
Y finalmente sucedió lo que mucha gente había venido pensando.
No se trató de que al vuelo 507 de Aeroméxico con rumbo a Tabasco hubieran abordado algunos integrantes de Al Qaeda o algunos miembros de la Mara Salvatrucha armados hasta los dientes.
O que alguien hubiera dado la alarma de algún atentado hacia el interior del avión o algo similar que pusiera en riesgo a los pasajeros y la tripulación.
Lo que ocurrió ayer en el aeropuerto internacional “ Benito Juárez” de la ciudad de México es un hecho que ya se anticipaba en aquellas personas que veían como un riesgo el hecho de que el jefe de las instituciones de México abordara el mismo vuelo que ellos.
Y así ocurrió ayer que una familia compuesta, supuestamente por los padres y dos de sus hijos abandonaron el vuelo en que López Obrador se disponía a viajar con rumbo a Tabasco.
Argumentando razones de seguridad, la familia decidió informar su decisión y casi al grito de ¡ Esquina, baaaaajan!, le hicieron ver a una de las azafatas su intención de abandonar el vuelo de Aeroméxico que los conduciría a Tabasco, estado en el que el presidente realizaría una de sus giras de fin de semana.
Como quien dice y sin proponérselo le aguadaron el viaje no solo al jefe del ejecutivo sino al resto de los pasajeros debido a que con la decisión de la familia por abandonar el vuelo 507 los responsables de seguridad del mandatario activaron un protocolo de seguridad a efecto de cerciorarse de que todo estuviera en orden.
Como es natural, la decisión de la familia que tuvo que descender de la nave al grito de aquí corrió y no aquí murió, levantó además de una gran polvareda, un sinfín de memes y por supuesto, miles de comentarios a través de las redes sociales en los que menudearon aquellos que no suenan tan fuera de lugar como es el hecho de que la figura presidencial, --- sin lugar a dudas – está en la mira y el ojo del huracán de sus muchos detractores en los que a fuerza de ser realistas habríamos de contar a miembros del crimen organizado y los no tan organizados, pero que quisieran al tabasqueño fuera de la vida pública.
Algo más o menos parecido con lo que pasó hace 25 años en Lomas Taurinas, Baja California en el que un “ hombre solitario” fue capaz de cometer el último de los magnicidios ocurridos en México, terminando así con la vida del sonorense Luis Donado Colosio.
Y por si quedara por ahí algún escéptico de que esto y más podría pasar en México, ahí están los casos de Juan Camilo Mouriño, el ex secretario de gobernación con Felipe Calderón, quien murió luego de la “ caída” del Learjet 45 en el que viajaba al lado de 13 personas y cuyas circunstancias siguen en el más oscuro de los misterios.
Pero no terminaría aquí la desgracia.
Apenas una semana después, su sucesor José Francisco Blake Mora, habría de morir en similares circunstancias luego de que manos criminales que siguen en la total impunidad derribaron el helicóptero en que viajaba con dirección al estado de Morelos.
En esa ocasión, junto con el mal logrado político bajacaliforniano murieron también siete personas entre los que se encontraban algunos de sus colaboradores.
Blake Mora habría sido el tercer hombre en ocupar el segundo cargo más importante en el escalafón federal.
Mouriño por su parte quien era uno de los hombres más cercanos a Calderón había trabajado con éste desde los tiempos de su campaña y al “ triunfo” de éste se convirtió primeramente en el jefe de la Oficina de la Presidencia llegando a gobernación en sustitución del ex gobernador de Jalisco Francisco Ramírez Acuña quien sin duda salvó el pellejo tras su renuncia al puesto.
Durante los funerales de Mouriño, Calderón declaró que él quería que se supiera la verdad, “ y quiero saberla yo mismo”.
México y los mexicanos también hubiéramos querido que así fuera, pero el misterio sigue envolviendo el caso del segundo secretario de gobernación de Calderón Hinojosa.
Por advertencias no paramos, pues.
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