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Para terminar pronto, tanto autoridades como asistentes se han excedido durante las sesiones de Cabildo. Sin embargo, el alcalde Sergio Pablo Mariscal es quien más pierde en el intercambio de golpes, ya que se devalúa su imagen como gobernante.
Y no solamente porque el ex bombero carece de la habilidad para estas lides (en vez de apagar fuegos les echa gasolina) sino por algo más relevante que debe acatar: como autoridad debe ser más tolerante a la crítica, sean regidores, medios o ciudadanos comunes.
Un laudo de la Suprema Corte de Justicia en 2010, estableció que entre mayor sea la relevancia pública del personaje en cuestión (léase funcionarios de los 3 poderes y de los distintos órdenes de gobierno), mayor debe de ser la tolerancia de ese personaje con la crítica.
No estamos para justificar señalamientos como “Presidente cínico, sinvergüenza”, pero sorprende la forma tan cómica y autoritaria cómo se intenta sepultar a las voces inconformes: “Guarden silencio; está votando Cabildo en representación de los cajemenses”.
Y tampoco que debamos celebrar el “cállate huevón”, que le lanzó el activista Pedro Romero al alcalde Cajeme, como tampoco es ejemplar las formas intimidatorias que se utilizan para callarlo: “Silencio, lo tengo ubicado por irresponsable”.
O las descalificaciones recurrentes que hace del edil Rosendo Arrayales, a quien busca regañar como si fuera su alumno cada vez que lo cuestiona y no tiene otra salida que tratarlo con desdén: “No estás en campaña ahorita todavía regidor”.
Y todo porque, entre otras cosas, el petista le pidió que pusiera orden en el personal presente en la sala, pero cuya presencia no se justifica, como tampoco los agentes armados para intimidar protestas aunque el reglamento hable del uso de la fuerza pública.
En sus más reciente declaraciones, el alcalde de Cajeme convocó a guardar el orden en Cabildo, pues “cuando hay ofensas, nos faltamos el respeto a nosotros mismos como cajemenses”. Que comience a predicar con sus actos no sólo con declaraciones.
El presidente se queja que algunos regidores abusan en temas generales, que sólo buscan mediatizarlos y eso no abonan a la discusión. Puede ser, pero no es parejo porque cuando Sergio Lamarque recita sus sermones, ahí ni muecas hace por tratarse de un aliado.
Parece que la repuesta será más vigilancia policiaca en la sesiones, mientras en la vía pública los robos y ejecuciones siguen sin tregua. Ojalá que también Oficialía Mayor se aplique en sus tareas y evite que se utilice de nuevo a los trabajadores como bules de capitán en apuros
Es mucho pedir que haya respeto de ida o vuelta entre quienes acuden a una sesión de Cabildo? No depende nada más del alcalde, pero como autoridad superior está obligado a poner el ejemplo y dejar a un lado su comportamiento fanfarrón y/o bravucón, que eso sí, en nada abona para lograr mejores acuerdos en el órgano colegiado.
PD: El laudo de la SCJN también abarca a los medios, al menos como una postura ética.
