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Cleptocracia o cleptomanía. Enfermedad de políticos

Raúl Héctor Campa García
Martes 10 de Diciembre de 2019
 

Tal parece que estas dos entidades nosológicas (La nosología: define, diferencia y clasifica las enfermedades), que no solo incide en algunas personas; pero es muy frecuente en la clase política y en ciertos funcionarios cercanos o no al “arte grillero”; con honrosas excepciones. Aunque el político que sabe de estos atracos y no denuncia, se convierte en cómplice de los “kleptos” (del griego. ladrones). La corrupción de la clase gobernante, desde el devenir de los siglos, siempre ha estado presente.

Definamos brevemente estos dos conceptos: Cleptocracia: es una institución gubernamental manejada por ladrones. Una nación entera puede ser una Cleptocracia y quienes la dirigen son, en su mayoría, ladrones. Sistema de gobierno caracterizado por la corrupción rampante y mala asignación de fondos públicos. Organismo gubernamental corrupto, compuesto por ladrones, manchados por nepotismo y amiguismo (ejemplo: concesiones a los “cuates”) *.

Cleptómano, persona que no resiste la tentación de apoderarse de lo ajeno bajo cualquier circunstancia: Sufren de cleptomanía aquellos que tienen la tendencia irresistible al robo; personas (“enfermas”) que no necesariamente necesitan el objeto robado; es un fuerte impulso, en la persona que lo padece, no puede abstenerse del acto de robar. Las personas que roban desde una posición del poder político codicioso y corrupto, se definen como un cleptócratas. * 

Desde el punto de vista de la psiquiatría y de la psicología, los rasgos del trastorno mental de estas personas, cleptócratas o corruptos, está caracterizado por el deseo de apropiarse de lo que no es suyo por una subjetiva ambición de riqueza, planean su delito, como cualquier criminal…pactan, en ocasiones, con otros cleptócratas ya enquistados en el poder, identificando el proyecto en el cual pueden obtener mayores réditos de la mejor forma posible. *Fuente: Isaza-Pablo M.D. http://ais.academiamedicinatolima.org/uploads/7/1/5/9/71599273/cleptoman%C3%ADa_y_cleptocracia.pdf. 

La cleptomanía es un desorden mental, según la Clasificación Internacional de Enfermedades y problemas relacionados con la salud. (CIE-10. F63.2). 

Ante esto, quizás surja la pregunta ¿Quién fue primero, el cleptómano o el Cleptócrata? Si es el Cleptócrata, ante de clasificarlo ¿al llegar al poder se contagió de cleptomanía?  O tal vez, si la mayoría de los políticos, antes de llegar al poder, estaban contagiados por la cleptomanía, entonces habría que reportar esta enfermedad mental a los servicios de epidemiologia de las Instituciones de Salud, ya que, si solo se presenta en nuestro País, es una epidemia incontrolable. Pero como todos los países del mundo la padecen; esto es una pandemia. Al no controlar o no tener quien la cure, la sociedad convive con ella, sin capacidad de asombro de la mayoría ¿Parte de la sociedad estará contagiada de cleptomanía y los que llegan al poder se convierten en parte de la Cleptocracia? Parece que, Si. ¿Tendría razón el ex presidente Peña Nieto, al decir que la corrupción es cultural o cuándo llegó al poder, estaba contagiado y se convirtió en Cleptócrata oficial? 

En estos días se difundió en los medios de comunicación, que un “pobre paciente infectado de cleptomanía”, fue grabado (video) in fraganti, robando un libro de menos de 200 pesos, en una librería de Buenos Aires, Argentina, donde es embajador de México; por ese hecho, el gobierno de México, lo destituyo de tan honroso puesto. Tal vez por su edad (76 años), sufrió un lapsus “tipo Alzheimer” recordó sus años mozos y tal vez ahora no recuerda lo que hizo en ese momento (octubre del 2019). Quizás en su juventud, alguna vez se le olvidó devolver un libro de la biblioteca de la Universidad donde estudió la Licenciatura en Relaciones Internacionales y con maestría en El Colegió de México. “Pinchi enfermedad”, no perdona niveles, socio-económico, ni niveles culturales y de estudios. Pobre embajador.  El porro Fernández Noroña, ya salió en su defensa diciendo “Quien no se ha robado un libro, hasta los más integérrimos”; a caón que recto, culto y probo, para hablar, ¿eso lo dijo en domingo? ¿Leería el libro el embajador o lo vendió para comprar unos tacos?  

Algunos, quizás no hemos o no nos han regresado algún libro prestado, “inconscientemente no los robamos”. A una pobre señora, con pobreza extrema, la metieron a la cárcel por robarse 200 pesos, porque no tenía para comprar algo que comer. Que injusta la justicia, que no se aplica a los bueyes de mi compadre. 

Este pobre embajador, lo destronaron por no cumplir el segundo de los tres mandamientos de nuestro Presidente AMLO: no mentir, no robar, no traicionar. Ojalá él Presidente, construya un Hospital Psiquiátrico especial, para rehabilitar a los cleptomaniacos o cleptócratas, supervivientes de los sexenios anteriores y algunos que lo rodean. Empezando con los ya enjaulados – pobres- y los que andan en activo o prófugos “seyan de donde seyan y lo haigan hecho como haiga sido”. Hay que localizarlos para hospitalizarlos ¿Alcanzaran las camas para tanto enfermo? Que las 100 universidades construidas por el gobierno, que las habilite como Institutos de Salud Mental expertos en estos dos trastornos “de las personalidades”.

Colofón: Pido disculpas por mi cleptomanía, por robarles el tiempo a mis “2 lectores” (no, más, uno); tiempo que se toman en prestarle su atención a este artículo.

 

raulhcampag@hotmail.com 

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