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Un capitán de genio…. y figura
Por lo sucedido en la pasada sesión de Cabildo, todo indica que el alcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado seguirá con su actitud bravucona. Ahora el turno fue para ciudadanos que asistieron a palacio y que si bien no fue correcto su proceder, tampoco lo fue la reacción del alcalde de Cajeme.
Los gritos de “traidores, ratas, desvergonzado, cínico” provocó que el presidente municipal fustigara a una parte de los asistentes con la intención de poner orden en la sala, pero con unas formas nada asertivas:” Pueden retirarse por favor, si no están dispuestos a acatar la ley”.
En vez de subir la voz y hacer señales amenazantes con sus manos, debió exhortar a los presentes con autoridad y decoro que de seguir con una conducta impropia, se pediría desalojo para que se preservara el orden y respeto, tal como lo marca el artículo 121 del Reglamente Interno.
Y luego recurre a comportamientos autoritarios, que no de autoridad: “Por favor orden, si gustan hablar pueden retirarse, el honorable Cabido está sesionando” con un tono solemne que más bien lo sitúa como parte del “ballet folclórico del Estado de Derecho”. (Monsiváis opcit).
Pasaron 9 meses y el alcalde de Cajeme todavía no se ubica y de ahí su intolerancia. Cree que está en un aula de clases o como rector de un plante educativo donde su voz manda, lo que explica su actuar hacia uno los regidores, tanto que ya se dice que padece de Rosendofobia.
Si atendemos al lenguaje no verbal del ex rector de Itesca, es notable su molestia cuando el aguerrido regidor petista alza la mano para hacer uso de la voz y entonces intenta por todos las formas minimizar, desdeñar o bloquear las propuestas del edil del PT.
La más reciente fue una interrupción que contradice al artículo 106, que estable que la exposición de un asunto no está sujeto a tiempo, lo que exhibe al alcalde como alguien ajeno de la ley: “Listo regidor?, ten cuenta la brevedad, si? En consideración al tiempo de todos”.
Como si en las sesiones, alguien interrumpiera o le pusiera cronómetro a las peroratas a las que recurre a cada rato, con todo y que le haya presumido al regidor independiente Rodrigo Bours que “si para oratoria vamos”. Que se preocupen los cómicos porque tienen competencia.
No es algo novedoso y sí recurrente. Ocurrió en campaña cuando este reportero lo cuestionó sobre su inasistencia al acuerdo para la defensa del voto y la más célebres de todas cuando la reportera Clara Aragón lo abordó con el tema de la inseguridad y reaccionó con un “me estás golpeando o qué”. Si así se comporta en público…
En ambos casos, Mariscal Alvarado ni su equipo pidió disculpas a los participantes. Al contrario, alardeó sobre su comportamiento hacia la reportera de Megacanal: “Ya me conocen, ya me conocen”, respondió a la reportera Michell Rivera cuando le preguntó sobre el episodio.
No solo no corrige, empeora la situación. La otra es si el proceder hacia sus interlocutores es parte de un estilo personal de gobernar o se trata de un transtorno de la personalidad que tiene otras causas. Como sea, es tiempo de que desde Cabildo alguien ponga un freno por respeto a los ciudadanos que dicen representar.
