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Uvas o lentejas y Grinch. Feliz 2019

Raúl Héctor Campa García
Miércoles 02 de Enero de 2019
 

Las fiestas tradicionales de estos días, actualmente y desde la antigüedad, a pesar del simbolismo de las buenas nuevas, en propósitos y buenas fortunas, que conllevan el aspecto mercadotécnico, no dejan de ser el punto de la cordial convivencia, familiar, de amistad y de acercamiento en buenos sentimientos de la mayoría de seres humanos.

Aunque no faltan los que representen al duende Grinch, el personaje de ficción, creado por el Dr. Seuss, que apareció en el libro infantil, en 1957: ¡Cómo el Grinch robó la Navidad! e intenten “estropear” estos días, por múltiples factores socio-económico y políticos. Cada uno de estos factores, para algunos, tiene su “inche Grinch”.

Pero veamos el lado de la cordialidad, de la alegría y nostalgia de la fiesta de Fin de año.

Después de la Noche Buena del 24 de diciembre, le sigue la tradicional Noche Vieja, el último día del año que fenece, en espera del toque de las doce campanadas de un reloj o el replicar de una campana de una iglesia cercana al convivio, que anuncia las doce de la noche, y el segundo siguiente, el inicio de un Nuevo Año y los propósitos de “una nueva vida”, nunca para mal, solo para bien. Como dijo la yucateca: “depende… ja” … del propósito.

Pero antes del brindis y de los abrazos, cada comensal se debe comer doce uvas, una por cada mes, e internamente en cuestión de segundos, pensar en sus buenos propósitos del año que empieza. Porque a la uva, en esta tradición se le ha asociado con símbolos positivos, como la hermandad, unión, alegría, el placer o la espiritualidad.

Se dice que esta tradición española, burguesa al principio, inició en el siglo XIX, por que se brindaba con champagne (champán, vino espumoso francés) y comer uvas (¿verde?), por cada mes del año por venir. Según crónicas, se inicia en 1909 en Alicante, posterior, supuestamente a una excesiva producción de uvas, en esa localidad y en Murcia, España; nombrándola “La uva de la buena suerte” (variedad de uva blanca Aledo, Municipio de Murcia).

Quizás un invento comercial, para vender la excesiva cosecha.

No obstante, hay registros de que ésta tradición inicia en Madrid en 1880, como una acción de protesta, como burda copia de la costumbre francesa de las fiestas privadas de navidad. Los chulapos (mujeres y hombres) o sea los obreros de Madrid, se reunían en La Puerta del Sol, para escuchar las campanadas del reloj de la Plaza, en la noche vieja y empezaban a comer uvas, que era la fruta más barata, en esa época, en burla satírica de la aristocracia y en protesta por las restricciones del ayuntamiento. Los diarios de esa época (1882-84), empezaron a difundir esta tradición y la califican como “imperecedera costumbre”.

Posteriormente esta tradición se llevó, por los españoles, a toda América Latina. Pero no hay unanimidad en realizarla. Por ejemplo, en nuestro País, es más generalizada en los Estados del centro de la República.

En otros países, como Grecia, en un pastel se introduce una moneda de oro o plata (como el “monito”-niño Dios- de la rosca de Reyes), la suerte, es de la persona que le toque el trozo del pastel con la moneda. En Italia y otros Países de Sudamérica, es tradición comer lentejas estofadas.

(Fuente consultada: www.myhistoria.es/curiosidades/preguntas-respuestas/¡por-que-tomamos-doce-uvas- en-nochevieja).

Los buenos propósitos de las festividades decembrinas, tanto de navidad como la noche vieja, se asemejan. Pero la víspera del recibimiento del Nuevo Año, la festividad no es solo con la familia, sino más bien en juntarse con los buenos amigos, entre familias amigas, compañeros de trabajo, el barrio, la vecindad (muy común todavía en las grandes ciudades, donde todavía perviven estas), etc.

Año Nuevo, es dejar atrás, los males pasado y en base a eso, persistir en seguir o mejorar lo bien hecho en años pasados, tratar de realizar los proyectos diseñados, para nuestra existencia futura.

Pero lo mejor de todo esto, es primero: Pensar en el bien de nuestra familia, nuestro trabajo, nuestro entorno, nuestra sociedad, y nuestro País.

No dejemos que los duendes malévolos, nos bloqueen realizar los buenos propósitos y como al Grinch, convertir en bueno todo lo malo. Y que los políticos, no se vendan por un plato de lentejas. (Diógenes).

 

FELIZ AÑO 2019 Y PROSPEROS Y FELICES LOS AÑOS POR VENIR…hasta donde alcancemos.

Abrazos sin distinción a todo el mundo.

Dr. Raúl Héctor Campa García.

Guadalajara, Jalisco. 31 de diciembre 2018 raulhcampag@hotmail.com

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