|
Para Diana Laura…ella sabe por qué
La primera vez que escuché la palabra “sistema” fue en voz de mi padre, a manera de queja. Varias décadas después las cosas no han cambiado sobre ese engranaje que por décadas gestó y auspició el PRI y cuyo legado, corrupción y simulación, siguen intactos.
Les comparto tres historias que abarcan los distintos órdenes de gobierno. En una de ellas fui coprotagonista, en otra testigo y la tercera me la contaron. No mencionaré todos los datos, solo algunas pistas por respeto y acuerdo con algunos de los personajes para evitar daños colaterales.
Y la inercia se hizo costumbre
“Ahí platícalo con tu papá”, escuché a lo lejos la voz de mi mujer y mi reacción fue tratar de descifrar en qué lío andaba mi hijo Ernesto, que por enésima vez sacó de sus casillas a su madre, quien sofocada de tanto alegato, turnó el caso a la siguiente instancia.
Ya más calmado, lo alenté a que me contara su historia. Me expresó que no le parecía correcto que en su preparatoria los obligaran a asistir a los cursos para el examen de Planea y que en caso de no asistir les afectaría en las calificaciones del próximo semestre.
Como buen millenian, el muchacho ya había consultado en el INEE (www.inee.edu.mx/), dependencia responsable de aplicar los exámenes, y consiguió el documento “Qué no hacer con los resultados de Planea” y donde en el punto 1 se prohíbe ensayar para la prueba para que los resultados sean auténticos.
Es decir, las autoridades del plantel fomentan el auto engaño para obtener buenos resultados y quedar bien con sus superiores, pero lo más grave es el método que utilizan: presionar al alumno a que asista a los cursos. Dudo que así se logre la calidad educativa, el eje central de Planea.
Consulte el tema con un buen colega que tiene experiencia en el ramo para que me orientara. “Tú mándalo, de algo le va servir el repaso”, palabras que repetí a mi hijo. Y pese a estar en lo correcto, ahí va Ernesto rumbo a la preparatoria con postín a base de trampas, que no es la única que lo practica hay que decirlo, pero que tampoco la justifica en su actuar.
Un simulacro barato que debieran revisar los promotores de la IV transformación o en congruencia con nuestras incongruencias, la bancada de Morena tendrá que proponer que se eleve la simulación a rango constitucional para expiar nuestras culpas.
Isssteson, el gemelo del IMSS
La segunda historia la “caché” mientras la protagonista conducía su automóvil rumbo a la universidad y le contaba a mi mujer lo que le había pasado un día antes, cuando acudió a consulta al Issteson, debido al malestar en unos de sus brazos.
Más que en la plática entre féminas, iba más concentrado en mi agenda del día, pero el solo hecho de que mencionaran al Dr Simi hizo que mis sentidos se agudizaran porque me pareció de lo más cómico lo que la colega de profesión compartía a su vecina de cubículo.
Después del solidario “son chingaderas, oiga”, la convencí que reviviera cómo fue su experiencia en el consultorio 4 de la Policlínica ubicada por la calle Guerrero, como testimonio que evidencia el servicio médico que brinda el Gobierno del Estado, que cada día va en decadencia.
No solo el tiempo que estuvo en el interior del inmueble, casi 3 horas sino además del trato indiferente del personal médico ante su malestar. Lo más surrealista vino después cuando le mencionó que ocuparía un ultrasonido y le advirtió que sería que hasta el año entrante porque la agenda del aparato estaba hasta el tope.
Pero aún hay más: cuando se enteró que la fecha del estudio sería para marzo del 2019, el galeno le sugirió que si le urgía podía acudir a los laboratorios de Salud Digna. Para entonces, la docente no sabía si rezar o llorar por tanta misericordia hipocrática.
Pero donde ya fue el colmo ocurrió al momento de hacer la receta. El médico le comenta que como parte del tratamiento ocuparía pastillas de ketorolaco, pero como lo más probable es que no haya en la farmacia, “aproveche que es lunes y el Simi tiene descuento”.
A estas alturas, la compañera no sabía si el exabrupto era parte de un método alternativo para curar su brazo o un involuntario spot publicitario en beneficio de los negocios del expresidenciable Víctor González Torres, alias el Dr Simi.
Como en otros casos, lo que le sucedió a esta derechohabiente es como para ponerse en un recuadro de la oficina del director del Isssteson, Pedro Angel Contreras, y contrarrestar su numeralia de los servicios que brinda cada año la dependencia a su cargo
. En su comparecencia hace días en el Congreso del Estado, presumió del millón 300 mil servicios médicos entre consultas y operaciones, casi dos millones de recetas y se otorgan cerca de cinco millones de medicamentos. Pero no habló en qué condiciones brindaron ese servicio.
Ahora nos informan que acaba de integrarse el comité de vigilancia y fiscalización 13 años después que debió estar listo desde la última reforma a la ley 38 y todo porque no habían logrado quórum entre los sindicatos participantes. Una medida a toro pasado…
Más simulación maistro o le remojo los pretextos.
