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Antaño existió una céntrica calle en la ciudad, situada en la parte Norte del Palacio Municipal, que corría de oriente a poniente, partiendo de la calle Sinaloa hasta la calle Sonora, atravesaba la calle Cinco de Febrero. Esto fue cuando daba inicios la construcción de lo que ahora es la Plazuela Álvaro Obregón, llamada entonces Plaza Morelos.
A este calle se le conoció como Eusebio Montero Morales.
En la administración municipal de Don Rodolfo Elías Calles 1952- 1955, este llevó a cabo entre otras obras, la llamada Concha Acústica, una de las obras más significativas con la que ha contado el Ayuntamiento de Cajeme, que por desgracia y otras cosas, su existencia fue de muy poco tiempo, misma que fue demolida en la administración del Dr. Oscar Russo Voguel.
Para la realización de dicha obra, fue necesario hacer uso del espacio que ocupaba la calle Eusebio Montero en el tramo de la Calle Sinaloa a la Cinco de Febrero.
Al ser derribada la llamada Concha Acústica, se construye en ese espacio los edificios que hoy ocupan la Biblioteca Pública Municipal, que se encontraba anteriormente en las calles de Sonora y Guerrero y también las oficinas donde hoy se encuentra las Agencia Fiscal del Estado.
Entre los edificios de la Agencia fiscal y el Palacio Municipal existe hoy en día un corredor o callejón que sirve de andador y que comunica como antes a las calles Cinco de Febrero y Sinaloa
Al parecer, la actual administración municipal al igual que las anteriores no cuenta con espacio propio y adecuado para que los miembros de la prensa que acuden a buscar la noticia diaria en el Palacio Municipal, retroalimenten entre ellos la información recabada por lo que hacen uso frecuente de este espacio para comentar los sucesos habidos en el ayuntamiento o por lo contrario el ayuno de información en torno a este.
Desde hace mucho tiempo y a lo largo de varias administraciones municipales este espacio a servido también como antesala para que hombres de negocios, contratista, proveedores del Ayuntamiento lo tomen como abrevadero en espera de que pase el tiempo para ser atendidos por los funcionarios municipales correspondientes.
Algunos de estos hombres que en forma continua tuvieron la necesidad de hacer antesala antes de ser atendidos por funcionarios municipales, la suerte con el tiempo los ha favorecido y hoy en día en torno a ellos la situación se ha invertido.
Así pues este espacio por muchos años ha servido y se le ha tomado como un remanso de paz y ha servido como un remanso de paz, y donde por mucho años se le ha tomado y abrevan en el, políticos viejos y viejos políticos, además de aquellos iniciados en esto de lo que algunos dan en llamar arte, otros lo llaman oficio, unos más ciencia, o sea la política.
Dado esto, es más que común escuchar, sin la intensión o el propósito de ser entrometidos a más de un exponente casual versar y dar en forma clarificada exposiciones y explicaciones desde la realidad y consistencia de la cuarta transformación, lo mismo que las consecuencias y causas de los “ vay ven” de la bolsa de valores, hasta simplemente platicar de caballos y vacas.
Así pues de la pequeña calle de antaño, llamada Eusebio Montero Morales, algunas personas hoy en día, desde luego no mal intencionadas, pero como de alguna manera se tiene que llamar a algún sitio o lugar, han empezado a llamarle a esta pequeña rúa, el callejón de los locos.
Algunos dicen que le llaman de esa manera, no por otra cosa, sino por el hecho que por ella transitan en forma continua algunos orates y también uno que otro mentecato.
