|
El color del atuendo que lució la gobernadora Claudia Pavlovich para entregar su tercer informe es una metáfora de lo que sucede en Sonora en materia de Seguridad Pública. La mandataria estatal se presentó al Congreso del Estado vestida de negro. Solidaridad con las víctimas o desliz involuntario?
Más allá de la anécdota, el problema se agravó en Sonora en los últimos tres años, tanto que en 2014 desde la Secretaría de Gobernación sólo se veía al municipio de Cajeme como foco rojo por los crímenes violentos, situación que ya avanzó hacia otras regiones. Dichos en otras palabras, se “obregonizó” el estado.
Y ciertamente, como dice el spot para exaltar el tercer informe: “Este Sonora, el que vive una nueva realidad” cae como anillo al dedo. En su discurso de toma de protesta, ni una línea del discurso de 50 minutos le dedicó al tema de la seguridad porque no se vio como prioridad. El tema era el combate a la corrupción, que también ha resultado un fiasco.
Porque las renuncias de los titulares de Seguridad Pública y la Fiscalía del Estado confirman lo que desde Palacio de Gobierno y sus corifeos se niegan a reconocer y que es el fracaso del Gobierno del Estado en este tema, que junto a la derrota electoral del 1 de julio, vino a desnudar al claudillerismo de oropel y pasarelas.
Los ex procuradores Rolando Tavares y Abel Murrieta, de los sexenios beltronista y boursista no solo coincidieron en un programa de radio para hablar sobre el tema sino en algo que es preocupante: la falta de voluntad de las autoridades para enfrentar a los criminales, lo que ha derivado en un estado de impunidad.
Sobre los feminicidios, Silvia Núñez Esquer, representante en Sonora del Observatorio Ciudadano Nacional, lamentó que en la tierra donde gobierna la única gobernadora del país, no hay una política de prevención ni se procura la justicia. Mientras Chihuahua tiene 23.7 ministerios públicos por 100 mil habitantes, aquí “estamos en el piso” con 2.3 MP por cada 100 mil.
Pero como las malas noticias nunca llegan solas, el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO) acaba de publicar el estudio sobre el ejercicio del gasto público de los estados, donde Sonora destaca no por un desempeño ejemplar sino al contrario y para muestra un botón: el gasto de publicidad oficial.
Tan solo en 2017, de 84 millones presupuestados pasó a 174 millones gastados en este rubro, lo que representa un sobre ejercicio del 116%, un verdadero derroche no solo por las cantidades sino por los nulos beneficios para su partido, el PRI, pero principalmente para los ciudadanos que pagan esa afición por los aplausos.
Muy parecido a los más de 50 mil millones que ha gastado el gobierno de Peña Nieto para alcanzar apenas una aprobación del 20%. Faltan 3 años y mucho por hacer para lograr que Sonora sea un estado de vanguardia, como lo prometió Claudia Pavlovich hace 3 años.
Se ve difícil con declaraciones para inmolarse, como esa de “partirse el alma por los sonorenses”. El asunto es más serio: falta voluntad para gobernar más allá de los grupos de interés que tienen cercado a su gobierno. No por nada la blindaron desde el Congreso del Estado.
