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Gota a Gota XV
Mes de Septiembre, mes patrio. Mes de celebrar… qué. Para algunos niños la celebración de la independencia de México con sus héroes históricos, reales o ficticios (e historias en el mismo tenor) son parte de la fantasía parafernalica tradicionalque los otros 364 días borrarán con sus Tablets y Smartphones.
Para otros, una fiesta tradicional para ir a la plaza y ver fuegos artificiales, comer antojitos mexicanos, que el salario de una maquiladora le permite darse como lujo, solo una vez al año, mientras un tipo en la luna de cualquier balcón, mueve una bandera y “meroliquea” una letanía cívica que el pueblo contesta con efusivo acentoun “Perdónalos señor”.
Es el momento preciso en que el pueblo se olvida de crisis, de cuantos descabezados, de las cifras de homicidios dolosos que no saldrán en informe de gobierno,“hay algunos rublos sociales en los que lamentablemente no pudimos lograr el éxito completo” pero hasta ahí, ha perdón se me olvidaba, “y asumo la responsabilidad histórica por ello”,
El circo cívico cumple la tarea de entretener por horas, lo que la vida nos restrega en la cara diariamente, los romanos decían “Pan y circo” aquí hay de lo segundo, lo primeroalguien también se lo robó y después “La cruda realidad”
Muchos de los asistentes piensan que sus participaciones en estos festejos son como espectadores, no, para nada, son los actores principales de esta comedia ciudadana que año con año celebra una tradición, sin sentir qué celebra.
La “chuzma”,“plebada” organizada que abarrota el coliseo social ante la mirada indiferente, pero si contable de una clase política que vive en un universo lejano, donde no hay crisis, ni inseguridad, pero si altos sueldos, bonificaciones de los “Años de Hidalgo” en sus versiones sexenales, trienales, sin vergüenza.
Sino vean los balcones de palacio nacional, estatal, municipal. Ahí están los funcionarios públicosa cinco, diez o más metros de altura, donde no se oyen las protestas, los reclamos sociales,ni las mentadas de madre; donde todo es sonrisa,abrazos políticos nada efusivos de un solo toque, complicidades, maquinaciones.
En algunos partes cena mexicana, aderezada con caviar y finos vinos en los brindis, mientras los de abajo (mariano Azuela) y los olvidados (Luis Buñuel) siguen los roles que la comedia bufa trasmitida en sus ADNmecánicamente les ordena los “vivas” aplausos y los gritos de un nacionalismo cada vez más alejado de la realidad.
Pensará usted que generalizo, no para nada, hay sus raras excepciones, las hay. Pero la comedia bufa que describo es para clase media acomodada (que recuerda sus orígenes) y castas abajo. Las clases pudientes (los que pueden) se van a celebrar a las Vegas, México, New York, los que se quedan se van al antro o en “petite comité” hacen sus propias kermesseses, salvo pertenezcan a la clase política reinante y tengan obligatoriamente que compartir sus “Chanels” con los olores naturales de los maderos de San Juan, si, esos que piden pan y solo les dan “Circo” Es Cuanto.
