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Gota a Gota X
La susodicha cuarta transformación es la oportunidad óptima para revolucionar la vida social, política, económica de México. Como una trama confeccionada por la divinidad, digna de un argumento de la Rosa de Guadalupe.
A la luz del análisis, todo parece fantástico, de pronto un régimen identificado socialmente de corrupto, impune, marrullero, manipulador, se transforma por arte de magia en respetuoso, democrático, indulgente. Un INE y los tribunales electorales que permitieron las burlas jurídicas de nombrar con alias a los candidatos, legalizar las tarjetas que prometían sumas de dinero, la entrega de recursos públicos en tiempos electorales, la participación de todo el aparato de estado en campaña, consejeros que inventaban delitos donde no los había, pero que el escandalo buscaba mermar credibilidad a “Ya sabes quién” o a “Canayin” o permitía bajo “vista gorda” enlodar los nombres de Nestora, Napito o Mireles, de pronto se volviera democrática en toda la extensión de la palabra.
Como que “La Paca” o Walter Mercado les leyeron los arcanos menores y los mayores y en ninguno aparecían buenas noticias o futuro halagador.
Sin embargo, aún le apostaban a que en el tercer debate algo imprevisto sucediera y no sucedió…Alguien dijo ¡Es por demás!
El primer domingo de Julio en las primeras horas, las orejas estatales, federales, cisen, inteligencia militar, encuestas de salida solo dejaban dos salidas o el “Haiga sido como haiga sido” calderonista o Peñista con caída de sistema incluido o el reconocimiento del fenómeno Morenista, aunque duela la médula. La primera opción a esas alturas de inconformidad, hartazgo popular provocaría una revolución popular de consecuencias imprevistas, por lo cual, mejor la segunda opción, total que aún quedan las cámaras para protegernos, pero… al terminar la tarde ya no quedaba ni esa esperanza, la voluntad popular había borrado del diccionario la palabra Fraude y arrasado con cualquier maquinación, cualquier esperanza.
Y la magia comenzó a volver a los malos, buenos, a los mapaches inocentes monaguillos del sistema y a Baños y Murayama pajecitos de la diplomacia electoral. ¡Valga el sacrificio! Aceptar la derrota significaba limpiar los estigmas anteriores del 2012 y 2006 esa era sin duda personal, la intención del súbito reconocimiento del triunfo morenista. Para nadie fue extraño, bajo esa premisa, el hecho que a segundos de la declaratoria de Lorenzo Córdova Vianello, sucediera el reconocimiento del Ciudadano presidente Peña Nieto y en cascada democrática los candidatos perdedores Anaya y Meade. Mmmm… ¡No poss unos genios!! ¿No les parece un Complo?
¡Hasta que ganaste una Andrés Manuel!... Es Cuanto.
