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Dr. Norberto Sotelo Cruz

Raúl Héctor Campa García
Miércoles 18 de Julio de 2018
 

Apreciado y querido maestro (QEPD)

La Pediatría Sonorense y Nacional de nuevo está de luto, por el sensible fallecimiento del Dr. Norberto Sotelo Cruz. Maestro de muchas generaciones de pediatras y alumnos en formación como médicos, en el Estado de Sonora y de otros lugares de la geografía mexicana. Respetado, admirado por todos, le estaremos eternamente agradecidos; por sus enseñanzas, siempre disponible, estricto en ocasiones con justa razón con nosotros sus alumnos los que cursamos la residencia en nuestra querida Alma Mater, Hospital Infantil del Estado de Sonora (HIES), donde realizó su brillante trayectoria Asistencial, Docente y de Investigación como médico pediatra adscrito al Servicio de Medicina Interna, ocupando la jefatura del mismo, casi inmediato, desde de la fundación del HIES en aquellos inicios. A falta de Pediatra Oncólogo y otras subespecialidades, el Dr. Sotelo asumió, con gran responsabilidad y profesionalismo, la atención de niños con cáncer y de otras patologías de la medicina interna pediátrica. Un gran ser humano, esposo, padre y amigo; excelente Médico y Maestro, un documentado y ameno conferencista, publicó cantidad de artículos (más de doscientos), referentes a distintas enfermedades de la infancia, en revistas Indexadas tanto nacionales como extranjeras. Fue parte medular de la educación médica continua en Pediatría. Conferencista invitado en múltiples congresos, simposium, cursos, jornadas, con brillantes y excelentes ponencias, fruto de sus investigaciones y su experiencia en la atención de los niños sonorenses.

Cuando se construyó en Hermosillo, Sonora, el Hospital del Niño IMAN del Noroeste (entre los años 1975-1976), actualmente HIES, cuya inauguración se llevó acabo el 28 de noviembre de 1976, que inició sus funciones de asistencia y enseñanza, hasta en noviembre de 1977, al siguiente año, él Dr. Norberto Sotelo Cruz, se incorporó a la plantilla de médicos adscritos, juntos con otros tantos pediatras egresados, del Hospital Infantil de México (Dr. Federico Gómez) y del Instituto Nacional de Pediatría (INP). Don Norberto, siendo jefe de servicio, atendía a los pacientes hospitalizados del área de Onco-Hematologia, entre otros y de la consulta externa del servicio de Medicina Interna. Por su desempeño tanto en la docencia, como en la investigación, recibió infinidad de reconocimientos: entre ellos, el Premio Ixtlilton – dios azteca de los niños- otorgado por el Hospital Infantil de México, como el mejor pediatra de provincia por sus trabajos de investigación y publicaciones, refrendados por la Asociación Mexicana de Pediatría y otras agrupaciones y asociaciones médica y civiles, entre estas la Agrupación de Niños Leucémicos y afectados de cáncer A.C. (ANLAC). El 2008 recibió el Galardón al Desempeño Médico, por parte del Gobierno de la República Mexicana, de manos del Presidente Felipe Calderón; el Premio Mario A. Torroella, al Mérito Académico 2009; integrante del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Director del HIES, formó parte importante en la época fundacional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Sonora, en el año 2000, siendo Profesor de tiempo completo, de trece generaciones de egresados; integrante de la Junta Universitaria-consejero- y últimamente ocupaba el cargo en la Jefatura del Departamento de Medicina y Ciencias de la Salud desde el 2016. Perteneció – eternamente pertenece-  a la Academia Mexicana de Pediatría, Academia Nacional de Medicina, Miembro Honorario de la Academia Nacional de Cirugía; miembro de CoNaPeMe, AMP, y otras agrupaciones Nacionales e Internacionales. Miembro del Colegio de Pediatras del Estado de Sonora (CoPeSon); fue el Primer presidente del Capítulo de Hermosillo del CoPeSon, de 1990-1992; Presidente del CoPeSon, de 1993-1995 y por su trayectoria académica en la Pediatría Nacional, el Dr. Sotelo, dio prestigio a nuestro Colegio de Pediatras. Fundador y Editor del Boletín Clínico de la Asociación Médica, del Hospital Infantil del Estado de Sonora, la cual presidió, y siguió de Presidente Ad Honorem, de la misma. Sería extenso enumerar su excelente desempeño Profesional y docente, un ser humano ejemplar dentro del ámbito familiar y social, filántropo, por su entrega al cuidado de la salud de los niños; un humanista, que recibió merecidos reconocimientos. 

Hace más de un mes, tuve la oportunidad de charlar con mi estimado maestro, en su oficina de la Escuela de Medicina de la UNISON –Hermosillo-. Dialogamos entre otros temas, sobre su enfermedad, que con anterioridad lo habíamos hecho –en el mes de mayo, estando su servidor, en Cd. de México- vía telefónica; él con su optimismo que siempre lo caracterizó, a pesar de su preocupación natural. Esta vez lo note, quizás como un deseo personal en mi interior, con buen talante y animoso. Al despedirme de él, le obsequié un ejemplar de una modesta novela de mi autoría (De la Muerte a la Vida), me fui pensativo, con una sensación dual, de esperanza y a la vez una preocupación semejante a una fatal premonición. Pero no imagine que su partida fuese tan pronto.

Viendo el lado humano, su origen serrano (nacido en Cumpas), fue un hombre sencillo, afable a pesar de sus logros profesionales, tenía esa sencillez que caracteriza a hombres y mujeres sobresalientes. Recuerdo aquellos pases de visita diaria a los pequeños pacientes hospitalizados en el 4to piso del HIES, que con el Dr. Sotelo y otros adscritos, realizábamos los residentes (R-1, R-2 R-3 y algún “R-pinchi” que nunca falta); con cada pacientito, se hacia “la escoleteada” que era otra forma de enseñanza, a la cabecera del enfermo (aunque no es el concepto real de palabra), con las consecuentes preguntas al presentar la historia clínica y la evolución de los niños enfermos. Cuando no sabíamos alguna pregunta, o del porqué de una mala evolución del pacientito, nos decía literalmente el Dr. Sotelo a manera de regaño: “Más valdría que agarren un mecate-o piola- y se hicieran un nudo en el cuello y se dieran tres jaloncitos, les harían un bien a estos niños enfermos”. Terminaba la visita médica, nos dirigíamos a poner las notas de evolución de los enfermos. Después, en la sala de juntas, nos reuníamos con él y otros maestros, para comentar los casos de los pacientes, revisar la literatura médica; después en un tiempo corto de relax, el maestro y otros contaban “charras” o algunas anécdotas de gente de los pueblos de la sierra de Sonora y al final nos decía en un estilo pueblerino: “Y esto que les digo muschschachos es verifico”. La sala de reunión por unos minutos se transformaba en el famoso Club del “Potato face”, del que el Dr. Anselmo Machado era miembro asiduo, y otros compañeros de distintas generaciones, se han de acordar. Eso nos devolvía “la calma al alma” después del “regaño” didáctico, para concluir o seguir la jornada (quienes se quedaban de guardia). Con el tiempo, como profesionistas egresados del HIES, los encuentros en Congresos y Jornadas se volvían muy amenas y surgieron recuerdos de muchas anécdotas, quizás al calorcito de “bebidas espirituosas” en los recesos, entre estas bebidas estaba el tequila que tanto le gustaba al Dr. Sotelo y al Dr. Ramiro García Álvarez, íntimos amigos y colegas del servicio de medicina interna del HIES: El Chamuco, que, con tres caballitos, decían él maestro, se les (nos) sale el chamuco que traemos dentro. Don Ramiro se ha de acordar de algunas; entre ellas la de “aquel sueño lúdico de la cucaracha, en las playas de San Carlos” contada con singular gracia en los encuentros post académicos, por el Dr. Sotelo.  

El Dr. Norberto Sotelo Cruz, con su partida, nos ha dejado una lección de vida, como ejemplo de honorabilidad, el gran sentido de la responsabilidad profesional y como un ser humano honesto, así como fue buen hijo, buen padre y esposo. 

Creemos que, en la eternidad se va reunir con algunos maestros y alumnos “DIFeanos” que se nos adelantaron, en este infranqueable destino, y quizás allá, formarán el Capitulo Celestial de la Asociación Médica del HIES, donde le darán, junto con el Creador, una fraternal recepción, sus compañeros y alumnos pediatras: Doctores, Abraham Katase Tanaka, Luisa María Godoy, Bertha Doji Fuji, Andrés Cordero, Arturo “el yaqui” Ramírez Sánchez, Tavo Torres, Elba Vázquez Pizaña… 

Su merecido homenaje agendado en vida, para el día 20 Julio del 2018, durante las Jornadas LXI anuales conmemorativas del CoPeSon que orgullosamente llevan su nombre, es un modesto acto para su eterno reconocimiento; por desgracia, será póstumo, a tan querido maestro. A su estimada y bonita familia: Ana Leticia su esposa, a sus hijos Anna Bolena, Demetrio, Luís Adrián y Bruno nuestro más sentido y sincero pésame y abrazo solidario. Descanse en Paz. MAESTRO DR. NORBERTO SOTELO CRUZ (12 de julio de 2018). 

raulhcampag@hotmail.com 

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